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 sábado, 11 de agosto de 2007  
Por la violencia suspenden las clases en una escuela

“Ya no hay más códigos, antes se respetaba el guardapolvo”, clamaron vecinos de la escuela Ceferino Namuncurá, ubicada en José Ingenieros al 8600. Padres y docentes expusieron ayer con crudeza ante representantes del Ministerio de Educación el drama de la inseguridad y la violencia que ya se adueñó del lugar, con tres asaltos en la última semana. Por lo pronto, sólo obtuvieron promesas de un nuevo encuentro y de agilizar los expedientes en marcha. Desde el lunes los padres acompañarán la entrada y salida de los alumnos para garantizar la seguridad.

   El asalto con un objeto punzante que sufrió la directora de la escuela a las 11.30 del jueves pasado, precipitó la crisis que ya habían puesto en marcha otros 14 robos e intentos de robo a la salida o en las inmediaciones del colegio. Convencidos de que en la sociedad nada es una isla, los docentes salieron al barrio para reflexionar junto a padres y vecinos sobre estos hechos. Así, surgió una asamblea que decidió marchar hacia la delegación local del Ministerio de Educación para hacerles conocer a las autoridades la situación de primera mano.

   Pero grande fue el asombro cuando escucharon la contraoferta: sería el Ministerio el que iría a la escuela a través de sus representantes por lo que se convocó a una reunión para las 13 de ayer, a la que finalmente se excusó de asistir el delegado local Humberto Cancela por problemas de “último momento”. Esta noticia provocó malestar entre los padres que ya tenían ante sí a Diana Matos y Amanda Bose, supervisoras de aquel establecimiento.

   “Que ni se les ocurra mover a un docente de acá”, alertaron los padres. La expresión reconocía un dato que había circulado por el lugar aunque fue desmentido por las supervisoras presentes: los tres días sin dictar clases podrían ameritar un sumario. El encuentro previsto comenzó a las 14, en el patio, con una rueda espontánea entre los presentes, más tarde se sumó Sergio Druetta, de Seguridad Comunitaria, y la reunión continuó en un salón.

   Allí hubo crudos relatos de la inseguridad que se vive en el barrio ligada a desocupación, alcohol y drogas que potencian el vacío en que quedan los chicos cuando terminan la escuela. Por eso, entre los proyectos figuran la construcción de una escuela técnica, de centros Crecer o de cualquier plan que amortigüe la expulsión de jóvenes de la red social.
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La gente del barrio Santa Rosa expuso con crudeza la situación de inseguridad.

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