¿No sabe, no contesta?

Cuando se acercan los comicios los vecinos somos invadidos por encuestadoras que van, casa por casa, barrio por barrio, pulsando la opinión, apuntando en curiosa espiral a ese oscuro lugar de nuestra intimidad que es el secreto del voto. Llaman a mi puerta y el diálogo es este:

—¿Me puede contestar unas preguntas “de interés general”?

—¿Para quién?

—Para una encuestadora.

—Sí, ya sé, pero... ¿quién contrató el servicio de esa encuestadora?

—No sé.

—¿Quién paga esta encuesta? ¿Qué van a hacer con la información que yo y mis vecinos te damos de buena fe?

—No sé, a mí me mandan.

—Si no me da la cara el interesado yo no le puedo confiar mi información u opinión. Esto no es transparente.

La encuestadora se retira y yo le digo: “No ponga no sabe, no contesta, porque yo sí quiero saber, cara a cara, quién encarga la encuesta y para qué la va a usar”. Pasan dos o cuatro años y otra vez andan encuestando y nunca nos dicen quién paga la encuesta y para qué va a usar esa información. El pueblo quiere saber de qué se trata, pero los manipuladores no dan la cara. Y cuando ellos quieren saber qué sentimos, qué pensamos o por qué tantos votos en blanco en esta provincia, contratan encuestadoras y vuelven a invadir la privacidad. Me pregunto: ¿no estarán los sin rostro usando esa información para acomodar el discurso de sus candidatos que tienen que hablar en público y no tienen idea de qué decirnos para ganar credibilidad? ¿No pulsarán a la ciudadanía para salir a decir en bonito discurso de campaña lo que nosotros querríamos escuchar y después llegan al poder y hacen la de ellos, sin escuchar más a nadie hasta dentro de cuatro años?

Rubén Vedovaldi, DNI 8.375.155