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 domingo, 05 de agosto de 2007  
La política checa, como una telenovela mexicana

Katerina Zachovalova / DPA

y se presenta por venganza y sin éxito al Senado.

   Pero hay más. Al principal rival político se le descubre una aventura amorosa y se apresura a anunciar el divorcio, mientras su hijo abandona a su novia poco después de que tener un niño. No se trata de un mal guión para una inacabable saga televisiva: es lo que ocurre actualmente al más alto nivel político en República Checa.

   La consecuencia de estas aventuras es una mezcla del exagerado frenesí de la prensa británica y el generoso olvido del público francés. Porque la ruidosa cobertura de los líos de faldas no ha hecho perder a sus protagonistas sus cargos.



Sin problemas. Los checos son tolerantes con la infidelidad y el divorcio de los demás, dicen los sociólogos. “Aquí no hay grandes juicios morales. La gente dice: «Es normal. ¿Cuál es el problema?»”, explica Jan Hartl, director de la encuestadora Stem. Lo que realmente importa a los votantes es el modo en que sus líderes asumen el problema: “Si lo gestionan correctamente, la gente querrá perdonarlos”, agrega el encuestador. En este sentido, el comienzo del primer ministro Mirek Topolanek fue errado. Durante meses, el mandatario de 51 años negó con enojo las especulaciones de su aventura extramatrimonial con la política conservadora Lucie Talmanova, 11 años menor que él. En enero, Topolanek se vio obligado a confesar públicamente que abandonaba su matrimonio de años, después de que se revelara que Talmanova había quedado embarazada. Aun así, se tomó tiempo para una nueva ronda de evasiones antes de admitir que el padre del niño era él.

 Fue su archirrival de izquierda, Jiri Paroubek, el que le inspiró el cambio de estrategia. Cuando otro periódico rosa lo descubrió viajando hacia la costa con una traductora rubia 20 años menor que él, el líder socialdemócrata fue elogiado por no tardar en echar luz sobre su vida privada.  

Así, poco tiempo después, se vio a Topolanek organizando una conferencia de prensa centrada exclusivamente en el nacimiento de hijo ilegítimo, Nicolas. “Buenas tardes, les daré algo para escribir antes de que el gobierno comience las vacaciones”, comenzó diciendo. Cuando se le preguntó sobre los arreglos legales que podrían conducir a su divorcio, que su esposa rechaza, el primer ministro se describió como un chapado a la antigua. “Naturalmente, le dejaré la casa y le pagaré la hipoteca”, explicó. Al final se distribuyeron CDs con fotos de la feliz madre y su hijo.


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