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 domingo, 05 de agosto de 2007  
Malargüe, centro de un ambicioso plan científico

La comunidad científica de una veintena de países invertirá 11 millones de dólares para ampliar el observatorio detector de rayos cósmicos Pierre Auger, que desde hace unos años funciona exitosamente en la localidad mendocina de Malargüe. “La idea es continuar funcionando con equipamiento experimental de vanguardia, ya que sabido es que si se detiene el avance, se retrocede en el concierto científico internacional”, señaló Ingomar Alekotte, subgerente general del observatorio en Mendoza y físico del instituto Balseiro de Bariloche.

   Desde el Auger se miden las cascadas de partículas dirigidas hacia la Tierra que se producen cada vez que un rayo cósmico choca contra las moléculas de la atmósfera superior.

   Dado el éxito demostrado tras los primeros años de observación y el aporte de novedosos resultados científicos, se decidió postergar la construcción de un observatorio similar en el hemisferio norte y ampliar el ya existente en Malargüe con una inversión de 11 millones de dólares que potenciará las capacidades del megaproyecto.

   Para ello, un grupo de científicos comenzó recientemente la instalación de 66 nuevos tanques de medición, que se sumarán a los 1.600 detectores de superficie que ya están colocados en un radio de 3.000 kilómetros cuadrados a una distancia de 1,5 kilómetros entre sí y 85 contenedores de muones, partículas parecidas al electrón, pero 200 veces más pesadas y penetrantes que serán enterradas a tres metros bajo tierra, según explicó el físico.

   Este nuevo instrumental se sumará también a los veinticuatro telescopios de fluorescencia de alta sensibilidad, que en las noches despejadas escudriñan la atmósfera para observar la tenue luz ultravioleta que producen las cascadas de rayos cósmicos al atravesar el aire.



El misterio. Con esta nueva inversión se busca develar el gran misterio de los rayos cósmicos: las más altas energías provenientes de partículas subatómicas que son las mayores energías observadas en la naturaleza de las que todavía se desconoce su origen y el mecanismo por el cual son producidas.

   “Si bien este método de detectar y caracterizar rayos cósmicos es muy reciente, podría constituirse en una posible tecnología para ser empleada en futuros experimentos”, indicó Alekotte.

   Según destacó, estos primeros resultados podrían dar origen a una nueva rama de la ciencia: la astronomía de partículas cargadas.

   Para Alekotte, esta segunda fase que recién se inicia “apoya el éxito de la primer etapa que viene funcionando bien y dando resultados científicos interesantes. De ahí que se necesite ir actualizando y modernizando los equipos para tener un observatorio de vanguardia”.

   En este megaproyecto intervienen alrededor de 250 científicos de más de 50 instituciones de 15 países como Alemania, Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Eslovenia, España, Estados Unidos, Francia, Italia, México, País Checo, Polonia, Reino Unido y Vietnam.

   Los últimos datos aportados por el observatorio Auger se dieron a conocer recientemente durante la Conferencia Internacional de Rayos Cósmicos realizada en Mérida, México. (Télam)


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Uno de los tanques de medición de partículas que forman parte del vasto complejo científico mendocino.



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