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domingo,
05 de
agosto de
2007 |
Entrevista con el especialista Francisco Alabuquerque Llorens
Los nuevos paradigmas en las políticas de desarrollo regional
El apoyo a la economía local obliga a realizar acuerdos marcos entre gobierno y privados
Alvaro Torriglia / La Capital
El mayor protagonismo que tomaron en los últimos años los gobiernos locales en las políticas de desarrollo económico regional va en paralelo con una elaboración teórica bastante reciente destinada a diseñar nuevas estrategias para articular el apoyo al sistema productivo. El investigador Francisco Alabuquerque Llorens, experto senior en Desarrollo Local de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es uno de los más importantes referentes en los estudios sobre cómo generar competitividad a partir de un entorno territorial, que incluye la coordinación entre los sectores público y privado, el encadenamiento de sectores productivos que comparten un espacio geográfico y la creación de sistemas de vinculación tecnológica.
—¿Qué grado de avance tienen las estrategias de desarrollo territorial en el país?
—En Argentina hay menos avances que otros países, principalmente porque la política de desarrollo local supone algún grado de distribución de poder. Falta todavía algo de madurez para hacer acuerdos suprapartidarios en temas como desarrollo y empleo. El problema es que en algunas regiones se imitaron instituciones, como las agencias de desarrollo, pero no se hicieron los procesos necesarios para articular a los actores públicos y privados. Las universidades sólo recientemente comenzaron a formar agentes para el trabajo en el territorio. Las estadísticas están hechas a partir de los sectores y precisamos pensar a partir de los encadenamientos productivos. También es verdad que el término desarrollo local tiene todavía algo de ambigüedad. A veces es asimilado a economía social, pero no es lo mismo. En realidad es trabajar con la gente desde los territorios para dar respuestas concretas a problemáticas como la innovación y el conocimiento. No es un circuito de asistencia entre pobres sino la posiblidad de insertar ese tejido social y productivo en mercados más dinámicos. A favor de este proceso juega en estos años una producción teórica mucho más rica.
—¿A partir de qué problemática empieza a aparecer la necesidad de esta concertación?
—Todas las estrategias acaban concentrando esfuerzos en la diversificación de la base productiva de un territorio. Se puede hacer modernizando el tejido productivo que quedó obsoleto, incorporando espacios de nuevos emprendimientos o haciendo reingeniería en la base productiva o empresarial. Pero eso requiere siempre introducir elementos de cooperación en un colectivo mayoritario de micros y pequeñas empresas, que tienen impacto en el empleo. A partir de ahí se genera la necesidad de cerrar brechas de inequidad. Otras veces el disparador es el desempleo. Otras veces las dificultades de competir. .
—¿Cuáles son las instituciones centrales de este sistema, las agencias de desarrollo?
—Hay un acuerdo político suprapartidario marco, que no siempre coincide con los límites político-administrativos. Luego hacen falta instancias técnicas, que involucran el tema financiero, líneas tecnológicas, incubación de empresas, etcétera. En Europa las agencias de desarrollo territorial son importantes. Pero para que sirvan las autoridades tienen que invertir en intangibles como servicios de apoyo a la producción, sociedades de comercialización, sistemas de calidad, vinculación tecnológica, etcétera. Es una inversión inteligente y compleja. No se trata de crear nuevos ministerios ni entidades burocráticas, sino de formar cuadros que son una mezcla de ingenieros, antropólogos, sociólogos, economistas. Son apenas 10 ó 12 personas con buen conocimiento del tejido productivo, que son los animadores para la concertación.
—¿Qué regiones del mundo están operando en la frontera de estos procesos de desarrollo territorial?
— En Europa, probablemente Finlandia sea uno de los referentes. En países nórdicos tienen ejemplos de formación de capital social y la construcción de sistemas territoriales de innovación. Estoy convencido de que la nueva ola de competitividad está ligada a la producción ecoeficiente. Los emprendimietos de base ecológica, donde se mezclan en una matriz la informática, la biología y la energía renovable, constituyen la apuesta más importante a futuro.
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Fotos
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El investigador Francisco Albuquerque Llorens (izquierda), experto senior en Desarrollo Local de la Organización Internacional del Trabajo.
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