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miércoles,
01 de
agosto de
2007 |
Opinión: Lifschitz presidente
Mauricio Maronna / La Capital
La oposición está desaprovechando todas las oportunidades (tal vez las últimas) que el gobierno le brinda. Como un centrodelantero ineficaz ubicado en el punto del penal, envía a las nubes todos los balones que la impericia oficialista le deja picando. La última gran revelación que, como un oxímoron, demuestra la ausencia de una salida al laberinto la planteó Ricardo López Murphy, quien pidió que se bajen todas las candidaturas (la de Lavagna, Carrió y la de él) a cambio de que la fórmula presidencial sea corporizada por Lifschitz-Gómez Diez.
La hoguera de vanidades consume a los opositores, incapaces de mostrarse como alternativa frente a la saga de episodios que ha hecho descender considerablemente la imagen de Néstor Kirchner y la intención de voto de Cristina Fernández. Skanska, los fondos de Santa Cruz, los precios de Moreno, el Indec, la bolsa de Miceli, los parientes de Picolotti, la crisis energética, la inflación y la falta de comunicación entre el jefe del Estado y los sectores que no piensan como él han sido como piedras arrojadas al agua. Mientras esto sucede, Lavagna, Macri, Carrió, López Murphy y Sobisch están ocupados haciendo otra cosa.
Cuando el intendente rosarino escuchó el lunes lo dicho por el líder de Recrear en el programa de Mariano Grondona no pudo contener la risa. Lifschitz es un buen gobernante, pero para ser presidente falta tiempo.
Otro episodio que convoca a la sorna es la minipelea entre Recrear y Sobisch por la candidatura de Jorge Asís (finalmente postulante a vice del neuquino), quien está tan cerca de conmover a las barriadas de La Matanza como Romero Feris de alcanzar la Presidencia. Con opositores así, Cristina ya puede ir probándose la banda.
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