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 miércoles, 01 de agosto de 2007  
Un violador serial de nenas dijo merecer pena de muerte
Fue condenado dos veces y reincidió. Ahora le dieron 20 años de prisión efectiva.

Un violador serial de niñas no sólo reconoció su culpabilidad de los delitos que se le imputaban, sino que además pidió perdón y dijo que debería ser condenado a “pena de muerte” o “prisión perpetua”. El caso que a todas luces aparece como insólito tuvo lugar ayer en la ciudad de Córdoba, mientras se llevaba a cabo el juicio oral en contra de un delincuente que reincidió en abusos sexuales a menores. La justicia lo condenó al acusado a 20 años de prisión de cumplimiento efectivo.

Jorge Montero, Andrés Achaval y Eduardo Barrios, integrantes de la Cámara Cuarta del Crimen de Córdoba, quedaron perplejos al escuchar al acusado de violaciones reiteradas, Fernando Irusta, reconocer sus imputaciones, pedir perdón por los ataques perpetrado contra niñas de entre 9 y 12 años y afirmar que por sus delitos merecía la “pena de muerte” o al menos “prisión perpetua”.

El acusado se «descolgó» con estos dichos sorprendentes, cuando los jueces le concedieron la última palabra antes del veredicto.

Novedoso.
“Nunca había escuchado esto y tengo mucha experiencia”, dijo el vocal del tribunal oral Jorge Montero. En declaraciones a Radio Universidad y Mitre 810 de Córdoba, el juez añadió que “no son habituales esas expresiones” y consideró que en el fondo, lo expresado por el acusado “es un pedido de ayuda”.

Irusta es un albañil de 37 años que trabajaba en un country de la zona sur de la ciudad de Córdoba, cuando fue detenido por la policía en agosto de 2006.

El hombre ya contaba con dos condenas anteriores por violaciones. En el 2005 había ingresado al régimen de libertad asistida, pero entre mayo y agosto del año siguiente volvió a abusar de siete niñas de entre 9 y 12 años.

Confesión.
En agosto de 2006 fue detenido acusado de abuso sexual agravado por acceso carnal, y robo calificado reiterado.

Durante el juicio abreviado que se realizó a puertas cerradas, el acusado decidió confesar su culpabilidad.

El tribunal lo condenó a 20 años de prisión a cumplir de modo efectivo, con lo cual no podrá alcanzar ningún beneficio que le permita lograr la libertad en forma anticipada.

Peligroso e inmaduro.
Los estudios psicológicos practicados al acusado demostraron que se trata de un sujeto peligroso con inclinaciones al delito sexual, marcada intolerancia a la frustración y con un objeto del deseo sexual inmaduro, por lo cual sus víctimas son niñas. No obstante, se dejó en claro que no por eso podía considerarse inimputable.

Además las pruebas de ADN de los hisopados vaginales de las niñas que fueron sometidas por Irusta confirmaron que él fue el autor de las violaciones, con lo cual eran pocas las chances que tenía el acusado de eludir la condena.

Valoración y condena.
A la hora de pedir 20 años de prisión para el acusado, la fiscal Laura pedestal tuvo en cuenta que Irusta había sido condenado a 8 años de prisión por el delito de violación cuando tenía 20 años. Luego recuperó la libertad por buena conducta. Pero a poco de alcanzar las calles reincidió y se le unificaron las condenas, penalizándolo por 15 años.

El 5 de octubre de 2005 se dio por cumplida la condena. Pero siete meses volvió a atacar a siete menores, por lo cual ahora quedará tras las rejas durante los próximos 20 años.

Irusta lamentó que por su conducta no podrá disfrutar de la compañía de su pequeño hijo y agradeció a la defensa, la fiscalía, los querellantes y el tribunal que lo condenaran a 20 años de reclusión. En ese sentido, admitió que podía haber recibido una pena de hasta 50 años.
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