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lunes,
16 de
julio de
2007 |
El veneno para el espía ruso estaba en el té
Así lo reveló el mozo del bar de un hotel londinense que atendió la mesa del ex agente asesinado
Londres.— El veneno que mató al ex espía ruso Alexander Litvinenko estaba en su té, afirmó un mozo que atendió la mesa del hombre en el bar de un hotel londinense. El relato del testigo, publicado ayer en el diario The Sunday Telegraph, es el primero que se hace público, y ofrece nuevos detalles sobre cómo habría sido suministrado el veneno, una sustancia altamente radiactiva llamada polonio 210.
El incidente tensó las relaciones entre Londres y Moscú. Ayer la cancillería dijo que Gran Bretaña estaba “considerando seriamente todas sus opciones” con respecto al caso. Norberto Andrade, el principal barman del Hotel Millennium de Londres, dijo que cree que fue distraído de manera deliberada mientras intentaba servir un gin tonic en la mesa donde estaba sentado Litvinenko junto a Andrei Lugovoi, un empresario ruso y ex agente de la KGB que luego fue acusado por el asesinato. Durante la reunión, que tuvo lugar el 1º de noviembre de 2006, también estaban presentes otros dos rusos: Dmitry Kovtun y Vyacheslav Sokolenko.
Un color “extraño”. Aunque no vio exactamente lo que sucedió, Andrade declaró al Telegraph que creía que en ese momento alguien colocó el veneno en una tetera que tenía té verde en la mesa. Dijo que posteriormente los investigadores le expresaron que se encontraron rastros del veneno en la mesa, el piso y un cuadro que estaba encima del lugar donde permanecía sentado Litvinenko. Eso lo llevó a pensar que el veneno fue pulverizado con un atomizador.
“Cuando llevé un gin tonic a la mesa no me dejaron pasar: no veía lo que ocurría, pero la distracción parecía deliberada. Se me hizo difícil dejar las bebidas”, dijo Andrade según el diario. Se trató del único momento en que la conversación en la mesa se tornó “antipática”, recordó. “Creo que el polonio fue rociado en la tetera”, sostuvo el mozo.
Más tarde, el empleado se sorprendió del “extraño color” del resto del té, y le pareció que la infusión era más viscosa que de costumbre. Andrade dijo que el té en cuestión, normalmente de un color verde pálido, estaba “más amarillo”, y que parecía “espeso y empalagoso”.
Moscú, en la mira. Litvinenko, que se había convertido en un severo crítico del Kremlin, se enfermó posteriormente y el 23 de noviembre pasado falleció. En una declaración en su lecho de muerte responsabilizó al presidente ruso Vladimir Putin por su asesinato, una acusación que Moscú rechazó.
Gran Bretaña buscó la extradición de Lugovoi para enjuiciarlo por la muerte, pero la semana pasada Rusia negó formalmente el pedido. El primer ministro Gordon Brown dijo que las autoridades británicas estaban considerando cómo responderán. Tras ser acusado, Lugovoi prometió revelar escalofriantes detalles sobre los opositores del Kremlin en el exilio, pero hasta ahora no habló.
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El ex espía Alexander Litvinenko murió en noviembre pasado, tras ser envenenado con polonio 210, una sustancia radiactiva.
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