La destacada: Evita inmortal

María Elena Walsh definió a Eva Perón en un poema: "Tener agallas, como vos tuviste, fanática, leal, desenfrenada en el candor de la beneficencia, pero única que se dio el lujo de coronarse por los sumergidos. Agallas para defender a muerte. Agallas para hacer de nuevo el mundo. Tener agallas para gritar basta, aunque nos amordacen con cañones". Tras un nuevo aniversario de su muerte, ella nos enseña que cuando la recordemos inmediatamente reivindicaremos a los humildes, a los marginados del sistema, al seguir luchando para que en la función pública la ocupen los militantes sociales honestos e idóneos con gestión, e interrelacionados en los diferentes ministerios o áreas conociendo los conflictos y sacándolos adelante, y no funcionarios con titulo acartonados detrás de un escritorio desconociendo los problemas de la gente. Esperaría Evita que algunos dirigentes "justicialistas" en vez de hacer un seudocongreso en San Luis rindan cuenta de su pasado dudoso por la función pública porque muchos peronistas esperamos no verlos más en un voto, sino en alguna cárcel común donde puedan compartir charlas con sus reales pares. Ese pasado "nunca más", queremos una nueva dirigencia que no priorice su salvación individual, que viva de cara al pueblo, de espalda a los halagos y contra las propinas del capitalismo internacional, caminando junto a la gente ganando un salario acorde con sus ciudadanos, pregonando la solidaridad, valor cada vez más perdido en nuestro país. Evita sería hoy el dedo que señalaría el camino para lograr la tan gastada y utilizada consigna justicia social, que hoy todavía algunos políticos propios y del arco opositor siguen utilizando demagógicamente sin saber cuál es el contenido verdadero. Hoy te seguimos recordando y transmitiendo a las nuevas generaciones tu lucha, el esfuerzo por los descamisados de tu pueblo desde él puesto que te tocó y con la mochila de tu enfermedad que nunca utilizaste para conseguir adhesiones políticas sino para convertirte en esa abanderada de la revolución peronista que todavía no concluirá, hasta que no haya una sonrisa en cada rostro de un niño/a pobre en la Argentina.

Ariel D’Angelo

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