Año CXXXVII Nº 49530
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
Salud
Opinión
Cartas de lectores
Escenario
El Mundo
Página Solidaria
Policiales
Turismo
Mundo digital



suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 08/07
Mujer 08/07
Economía 08/07
Señales 08/07
Educación 07/07
Estilo 07/07
Salud 27/06
Página Solidaria 27/06

contacto

servicios
Institucional



 miércoles, 11 de julio de 2007  
En vacaciones los títeres van a los comedores escolares
Un grupo de actores recorre todos los mediodías esos sitios para divertir a los chicos

El sapo Humberto les arrancó una sonrisa en una mañana bajo cero y eso no es poco. Ellos estaban a punto de almorzar en la Escuela Nº 114, una EGB ubicada en bulevar Segui al 100 bis, cuando los títeres irrumpieron con música y colores para abrir un paréntesis en sus vacaciones de invierno sin viajes, cines, ni espectáculos infantiles rutilantes.

   Desde ayer y hasta el 20 de julio, actores y titiriteros recorrerán todos los mediodías 19 comedores escolares de Rosario para servir «en bandeja» el arte del humor, las historias risueñas o desopilantes y una cuantas e inadvertidas dosis de reflexión sobre vínculos, afectos y valores.

   Se trata del Programa “El Arte va a los Comedores en Vacaciones de Invierno”, que puso en marcha la Secretaría de Cultura de Santa Fe y que llevan adelante grupos de egresados de las escuelas provinciales de teatro y títeres. La experiencia arrancó en enero, cuando cinco elencos de actores visitaron 60 comedores. “Fue muy bueno, muy interesante, por eso decidimos replicarla”, explicó el coordinador del área Teatro, Marcelo Díaz.

   Según detalló, el objetivo es “acompañar” a los chicos que no pueden dejar de asistir a los comedores escolares durante las vacaciones de invierno. “Es como traerles una sorpresa”, explicó. Y señaló que no muchas veces los niños de barrios pueden asistir a un espectáculo en centro cultural por más gratuito que sea, por lo que se impone “venir hasta donde ellos están”. Claro que poner en práctica la idea no siempre es tan sencillo, porque hay que suplir escenografía con los elementos que haya disponibles en cada lugar.



Defender la alegría. Las manos de Verónica Smoralenko dejaron sin vida al sapo Humberto y a la Sapa Viajera, y ahora van y vienen con pincelitos sobre las mejillas de los chicos que hacen fila para los tatuajes. La obra dejó una enseñanza y una emoción de las que ellos quieren participar. “Nos estamos haciendo caritas y flores, como las mariposas”, explicaron contentos.

   Smoralenko es pedagoga teatral y está convencida de que la fantasía y la alegría pueden dar herramientas que ayuden a fisurar la realidad que rodea a esos niños, que en su mayoría provienen de familias que no disponen de recursos económicos. Egresada de la Escuela Provincial de Títeres, se asume como una mezcla de maestra, artista y animadora sociocultural.

   Según narró, los argumentos que interpreta se asientan sobre temas universales, como la amistad, la fealdad, la Justicia, la belleza y la lealtad, sólo a modo de ejemplo, que se recrean a través de muñecos que también manejan los chicos. “La fantasía que resuelve el problema, además de dar placer, permite pensar que la realidad es modificable”, explicó citando al psicoanalista Bruno Bettelheim. Un detalle no menor para el pequeño auditorio que concurre a la escuela en vacaciones por el comedor.

   Después de acompañar las peripecias de Humberto, que quería tener colores como sus vecinas las mariposas para ser aceptado porque no tenía donde vivir; Facundo, Nahuel, Andrés, Milton y Brian no tuvieron dudas: el sapo era su héroe. Y además tomaba mate cocido caliente porque tenía frío y encima se casó con la sapa Viajera para ser “una familia que se ayuda para siempre”. l

   Desde ayer y hasta el 20 de julio, actores y titiriteros recorrerán todos los mediodías 19 comedores escolares de Rosario para servir «en bandeja» el arte del humor, las historias risueñas o desopilantes y una cuantas e inadvertidas dosis de reflexión sobre vínculos, afectos y valores.

   Se trata del Programa “El Arte va a los Comedores en Vacaciones de Invierno”, que puso en marcha la Secretaría de Cultura de Santa Fe y que llevan adelante grupos de egresados de las escuelas provinciales de teatro y títeres. La experiencia arrancó en enero, cuando cinco elencos de actores visitaron 60 comedores. “Fue muy bueno, muy interesante, por eso decidimos replicarla”, explicó el coordinador del área Teatro, Marcelo Díaz.

   Según detalló, el objetivo es “acompañar” a los chicos que no pueden dejar de asistir a los comedores escolares durante las vacaciones de invierno. “Es como traerles una sorpresa”, explicó. Y señaló que no muchas veces los niños de barrios pueden asistir a un espectáculo en centro cultural por más gratuito que sea, por lo que se impone “venir hasta donde ellos están”. Claro que poner en práctica la idea no siempre es tan sencillo, porque hay que suplir escenografía con los elementos que haya disponibles en cada lugar.



Defender la alegría. Las manos de Verónica Smoralenko dejaron sin vida al sapo Humberto y a la Sapa Viajera, y ahora van y vienen con pincelitos sobre las mejillas de los chicos que hacen fila para los tatuajes. La obra dejó una enseñanza y una emoción de las que ellos quieren participar. “Nos estamos haciendo caritas y flores, como las mariposas”, explicaron contentos.

   Smoralenko es pedagoga teatral y está convencida de que la fantasía y la alegría pueden dar herramientas que ayuden a fisurar la realidad que rodea a esos niños, que en su mayoría provienen de familias que no disponen de recursos económicos. Egresada de la Escuela Provincial de Títeres, se asume como una mezcla de maestra, artista y animadora sociocultural.

   Según narró, los argumentos que interpreta se asientan sobre temas universales, como la amistad, la fealdad, la Justicia, la belleza y la lealtad, sólo a modo de ejemplo, que se recrean a través de muñecos que también manejan los chicos. “La fantasía que resuelve el problema, además de dar placer, permite pensar que la realidad es modificable”, explicó citando al psicoanalista Bruno Bettelheim. Un detalle no menor para el pequeño auditorio que concurre a la escuela en vacaciones por el comedor.

   Después de acompañar las peripecias de Humberto, que quería tener colores como sus vecinas las mariposas para ser aceptado porque no tenía donde vivir; Facundo, Nahuel, Andrés, Milton y Brian no tuvieron dudas: el sapo era su héroe. Y además tomaba mate cocido caliente porque tenía frío y encima se casó con la sapa Viajera para ser “una familia que se ayuda para siempre”. l
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
En la Escuela Nº114, ayer disfrutaron de las historias del Sapo Humberto y otros personajes.



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados