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 domingo, 01 de julio de 2007  
Entrevista
Russo tocó el cielo al ganar la Libertadores con Boca

Sergio Faletto - Mauricio Tallone / Ovación

Siempre vuelve a Rosario. Su hijo Nacho, Cecilia, Pancho y los amigos que forjó en esta ciudad le imponen un regreso que él define como placentero. Claro que su andar ya no es tan relajado, porque camina por el hall del hotel Ros Tower recibiendo ya no sólo el afecto canalla, sino también el reconocimiento xeneize.

  —¿Cuando levantaste la Copa en qué pensaste?

  —Pensé en que había logrado algo importante, que era algo muy bueno para los jugadores, para la gente, para Boca, pero también que era bueno para mí. Reconozco que en esta ocasión tuve una dosis de egoísmo, porque llegar hasta ahí no es fácil.

  —¿Cómo se construyó ese camino a la conquista?

  —Se forjó en el alto nivel individual de los jugadores y por ende en el nivel colectivo. Siempre tuvimos muy claro nuestros objetivos. Boca estaba dolido porque no pudo salir tricampeón y esto impuso una rápida revancha. Boca vive de títulos, no vive de otra cosa. Desde la gestión que lidera Macri, Boca está estructurado para ganar campeonatos y se fomentó una cultura en este sentido. Por eso los jugadores y los hinchas sólo buscan títulos. Y la Copa Libertadores es la mejor respuesta.

  —Cuando Bilardo salió campeón en el Mundial 86 algunos trataron de minimizar su trabajo táctico diciendo que la selección fue Maradona y diez más. ¿Boca fue Riquelme y diez más?

  —Soy el primero que reconoce a Riquelme, porque si estos cinco meses de Riquelme en Boca no fueron los mejores de toda su carrera deportiva, están ahí, pero cualquiera que conozca un poco de esto y no tenga mala intención sabe que esto se arma con esta ecuación: Riquelme para el equipo y el equipo para Riquelme. Es cierto que muchos técnicos pudieron contar con jugadores de esta jerarquía y no lo aprovecharon, pero bueno, Boca tuvo a Riquelme y otra vez ganó la Libertadores y esto es lo que importa.

  —¿Qué diferencia hay entre este Russo y aquel que llegó por primera vez a Central?

  —Mucha diferencia, la primera y no es menor es que tengo diez años más (se ríe). Pero bueno, ese tiempo implica madurez. Hoy no me apuro tanto como antes, todo lo externo sé que existe y sé que está pero sé que antes tengo un minuto yo. Trato de evitar todo tipo de conflictos fuera de los 90 minutos y de mis jugadores. Una palabra de más o fuera de lugar puede convertirse en un tsunami en el mundo Boca, así que trato de moverme con bajo perfil.

  —¿Fue complicado adaptarse a Boca?

  —La virtud de este cuerpo técnico es que nos insertamos enseguida dentro de las idiosincrasias de los clubes, y en esto mucho tuvo que ver Central, porque es un club grande que te prepara.

  —¿Es cierto que tenías un gran fastidio cuando San Lorenzo salió campeón?

  —Tenía fastidio antes del partido ante Colón, porque lo teníamos que haber jugado el lunes. No busco excusas, pero un día más de descanso es un día más, y nosotros llegamos de viaje y ahí nomás a Santa Fe. Boca hizo algo muy grande, porque peleó el torneo mientras llegaba a la final de la Copa, y hoy se valora porque se ganó. Caso contrario se estaría diciendo que perdimos un semestre.

  —¿San Lorenzo fue el mejor equipo?

  —El campeón no se discute. Por algo es el campeón. Nosotros no llegamos, pero de todas maneras estoy muy conforme.

  —¿Qué es lo que más te costó en materia futbolística?

  —Boca es un equipo que tiene mucha jerarquía en el fondo, tiene una zona de volantes con muchos chicos jóvenes y acomodarlo nos costó. Es lógico que tengan vaivenes. Banega, Cardozo y Ledesma son pibes y ya están en la primera de Boca. A Riquelme lo tuvimos que poner bien. No me olvido su primer partido con Central, que ese día jugó con cinco volantes y un punta. Para muchos parecía el rey de la táctica, pero fue por lo que hizo Boca. Agachamos la cabeza y nos pusimos a trabajar. Adelante Boca tiene delanteros que reúnen las cualidades necesarias para ser contundentes. También tuvimos contratiempos, porque se nos lesionaron el Cata Díaz, Palacio, Maidana, sumado a las expulsiones que fueron cosas que tuvimos que superar.
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Russo, cuando dirigió a Boca contra Newell's.

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