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sábado,
23 de
junio de
2007 |
Del recreo escolar al trabajo de periodista
Diego Fiori (*)
Fueron los docentes y padres quienes desde la creación e inauguración de una escuela, hasta imponer en la currícula talleres en contraturno, encontraron la manera de incorporar en cada alumno la actitud periodística como práctica cotidiana.
La prehistoria siempre estuvo lejos. La historia de Argentina y América, tanto en la Escuela 1.080 como en la 409 comenzó, en el 1800 y con los títulos de los diarios. Se producía la búsqueda referencial del hoy con los hechos de la línea histórica.
En los talleres vespertinos (periodismo, literatura, teatro, etc.), algunos han encontrado el espacio para ratificar, con los años, su vocación profesional.
La campana y más tarde el timbre eran los símbolos del entretenimiento, hasta que ese tiempo libre se trasformó en un programa de radio, cuya duración era la del recreo. Salía por los parlantes del colegio y la producción general estaba a cargo de 6º grado. El proyecto pasó en el ‘93 (en 7º) a FM Del Puente (muy clandestina, pero importante y necesaria). Al año siguiente, a la querida FM Aire Libre: hasta que en el ‘97 llegó la hora de empezar a pulir lo que sabíamos con el sistema de pasantías. En lo personal fue LT8 y después en Radio Universidad.
Docentes y padres bregaron por una educación crítica. El proyecto apuntaba a una escuela de puertas abiertas. A tal punto que se hizo carne de los conflictos generados por el desinterés del Ministerio de Educación: idas y vueltas para finalizar la construcción, años enteros sin vidrios, estufas ni ventiladores.
En esos tiempos de aversión los docentes, sin cobrar durante meses, pusieron el pecho y con perseverancia construyeron una escuela diferente. A la distancia, claro está, en barco venía la ley federal de educación. Nada era posible. Todo era ridículo.
(*) Periodista, productor radial de LT8.
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