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sábado,
16 de
junio de
2007 |
Una mujer trabaja hace 13 años en
un comedor escolar y nunca cobró
Es una escuela de Villa Constitución que alimenta todos los días a unos 280 alumnos en dos turnos. Pese a las gestiones, en Educación no la nombraron. Trabaja
siete horas diarias
Osvaldo Flores / La Capital
Villa Constitución.— Una mujer que concurre a su trabajo de ayudante de cocina en el comedor de la escuela 1.217 Combate de San Lorenzo no ha cobrado un solo sueldo en 13 años ni fue nombrada como agente provincial, pese a las reuniones que desde el comedor escolar mantuvieron con distintas autoridades del Ministerio de Educación.
Marta Barreto trabaja en el comedor ubicado en un barrio careciente, donde almuerzan diariamente unos 280 chicos, y muchos de ellos reciben allí su única comida decente del día. Para ello, todos los días del año, y aún en vacaciones escolares, Marta y sus compañeras llegan a las 7.30 y se van pasadas las 14.30.
La voluntaria tampoco gozó de vacaciones, obra social ni absolutamente ningún beneficio. Pese a los insistentes e históricos reclamos de la dirección de la escuela, el Ministerio de Educación nunca brindó una respuesta favorable para incorporarla a su planta de personal. “Comencé a trabajar aquí en 1995 como ayudante de cocina. En 2002 fui cocinera, hasta el año pasado que le llegó el cargo a la otra señora que trabaja conmigo, y entonces volví a ser ayudante”, cuenta Marta mientas lava una pila de tazas.
“Aquí también llevo el control de todas las compras, de las boletas. Estoy supervisada por la directora y la cooperadora, así que ellos están enterados de todo lo que se compra, lo que se gasta, del trabajo del día a día”, explica la mujer que lleva su responsabilidad a grados extremos.
Pese a haberle dedicado buena parte de su vida a este comedor, Marta se mantuvo en su puesto y nunca cobró un sueldo, “ni siquiera cuando se daban los planes Trabajar o los que enviaba la provincia. Nunca”, aseguró.
Y así como todos los días del año concurre invariablemente a su trabajo, “jamás” se le pasó por la cabeza hacerle un juicio al Estado para regularizar su situación.
Responsabilidad “Desde siempre tomé este empleo con responsabilidad, así que como no se me ocurre faltar porque pongo toda la buena voluntad para venir, tampoco quiero hacer un juicio a nadie. Lo único que pido es que me reconozcan algo que me parece es muy justo”, asegura.
Según la directora del colegio, Norma Cejas, durante su gestión y la de su antecesora en el cargo “se hicieron todos los reclamos correspondientes, pero hasta ahora no hemos obtenido una respuesta”.
Creado en 1994, recién hace unos meses Educación envió al comedor un cargo de cocinera. “Pero no podemos dar de comer a 280 chicos con una sola persona, considerando que son nenes que a lo mejor es la única comida que reciben en el día”, dice la directiva, y sostiene: “Esta no es una situación política, gremial ni personal. Es una situación de vida”.
Gestiones. El 6 de mayo pasado Cejas planteó personalmente una vez más el problema a la ministra de Educación, Adriana Cantero, y al director de la Región VI, Humberto Cancela, pero tampoco obtuvo respuestas.
Por su parte, en diciembre de 2006 y en abril pasado, el Concejo local aprobó unánimemente sendos proyectos presentados por el edil Luis Aranda, solicitando al municipio una ayuda económica mensual para Barreto y, además, haciendo conocer la situación a las autoridades ministeriales. De ambas partes, las respuestas brillaron por su ausencia.
Quienes conocen bien de cerca la situación la resumen en pocas palabras: “Esta mujer no sólo debe ser nombrada en planta permanente, sino que el gobierno provincial debería hacerle un homenaje público por su abnegación y solidaridad, ya que sigue trabajando”, sostienen.
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Marta Barreto acude todos los días a la escuela villense y ocupa funciones como encargada de compras, control de gastos y jefa de cocina, pero no la nombraron ni siquiera como Plan Trabajar
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