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 sábado, 16 de junio de 2007  
Tiempo de dudas, con marcas de la crisis

“La principal certeza que tienen hoy los adolescentes al ingresar a la universidad es precisamente que no hay certezas ni seguridades, que nada ni nadie les puede dar una seguridad laboral en un futuro”, opina la psicóloga Ariela Lowenstein, especialista en orientación vocacional. Una realidad que le genera al joven “un estado de angustia, inseguridad e impotencia muchas veces difícil de sobrellevar por sí mismo”.

Sobre todo porque para la especialista, es necesario tener en cuenta que quienes deciden hoy su futuro tras la escuela media, han atravesado la adolescencia marcados por el conflicto social y económico. “La crisis que vivimos en nuestro país en los últimos años de la década del noventa, y que tuvo su eclosión en el 2001, ha dejado una nueva realidad en el mundo del adolescente de hoy día”.

Así, para Lowenstein los jóvenes han visto de cerca cómo las “seguridades laborales” de las personas de su entorno se cayeron, y de qué manera aquellos puestos de trabajo que sus padres fueron logrando vertiginosamente desaparecieron. “Vieron cómo en un corto lapso de tiempo cerraban las empresas donde sus tíos, abuelos y padres de amigos trabajaban desde hacía años y cómo esto incidía drásticamente en su realidad familiar, social y económica. Fueron testigos de cómo muchos compañeros de colegios se cambiaban de escuela. Se desarmaron realidades y cambiaron situaciones”, sentencia la psicóloga.



Oportunidad para crear



Pero este panorama, a priori sombrío, es para la especialista en orientación vocacional también una oportunidad para capitalizar y aprovechar. En este sentido, considera que si bien es difícil soportar los momentos de incertidumbre, también la emergencia de una mayor oferta de carreras y cursos de formación también le abre al joven que termina la escuela media “la posibilidad de crearse y elegir”.

Aunque para Lowenstein este proceso debe necesariamente ser acompañado por los adultos que se encuentran cerca del adolescente, “legitimando con acciones y palabras este momento de no saber, y que le transmita que esa situación de incertidumbre es un momento del proceso de elección que no se eterniza en el tiempo”.

Sostenerlo en este momento de angustia, dialogar y preguntarle que es lo que necesita para poder elegir y acompañarlo son las funciones que necesariamente tienen que que cumplir -para la psicóloga- los mayores para apuntalar este momento de decisión.
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