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domingo,
10 de
junio de
2007 |
Evaluación judicial en pugna
La Justicia de Rosario aún discute si hubo negligencia o acción dolosa en los operadores que estaban de guardia cuando murió Néstor Salto, calcinado por la combustión de un colchón.
Según el informe interno de la ex directora del Irar, el operador divisó el fuego en la celda a las 23.20 del 17 de abril. A las 23 se habían retirado los que cumplían 120 horas. En teoría debía haber dos operadores en servicio.
La presunción es que había uno solo. El operador que rescató a Salto, N. S., entró a la celda cuando el chico tenía el 80 por ciento del cuerpo quemado, a 15 minutos de iniciado el incendio. El otro habría sido ubicado en el Heca.
Quince días antes de este drama Bevilacqua había autorizado la compra de 15 colchones ignífugos. El colchón que usaba Néstor, de goma espuma, era el que usaban los penitenciarios. Cuando la entonces jefa del Irar preguntó quién le había dado al chico ese colchón inflamable recibió un silencio absoluto como respuesta.
El juez correccional Daniel Acosta sostiene, como su parde menores Juan Artigas, que Néstor fue encerrado ilegalmente y contra su voluntad en el habitáculo donde encontró la muerte. Y presume abandono doloso. El juez de Instrucción Javier Beltramone no vislumbró que la muerte del chico haya sido resultado de un abandono. Hay una diferencia de interpretaciones entre ambos magistrados aún pendiente de resolución.
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