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domingo,
10 de
junio de
2007 |
¡Hágase la luz!
Por Carlos Duclós “¡Hágase la luz!, dijo Dios, y la luz se hizo, y vio Dios que la luz era buena y separó la luz de las tinieblas”. Claro, piensa bien el lector: ¡Pero era Dios, es Dios! Y ello debería ser consuelo para tantas almas rosarinas que, entre frustraciones, broncas, penumbras y oscuridades, andan a cada rato elevando al cielo plegarias para que se haga la luz. Y eso que no se trata de iluminar los abismos del planeta, como en aquellos seis días, sino apenas de que se enciendan las bombillas y funcionen los artefactos eléctricos.
Si se aplica el pensamiento de Novalis al caso de la tiniebla rosarina se verá que el filósofo no puede ser desmentido: “Todos aquellos planes que no sean trazados plenamente según todas las disposiciones del género, tienen que fracasar”. El problema es que al hablar del servicio de la energía eléctrica en la ciudad de Rosario, en determinados aspectos ni siquiera hubo planes ¿Cómo entonces no habrá fracaso?
Tal vez no haga falta emitir una opinión, acaso no sea necesario expresar taxativamente una idea, y baste y sobre con que el lector saque sus propias conclusiones a partir de algunos datos con los cuales se responderá a la siguiente pregunta: ¿cuáles son las razones de estos cortes de energía que en otoño perjudican a tantos rosarinos? Sin dudas que a la EPE y al gobierno de la provincia les corresponden una buena responsabilidad, pero ¿sólo a la actual gestión? La respuesta, dígase en dos letras: no. Con seguridad, es cierto, a la actual gestión le corresponda, con justicia, pagar parte del pato, pero ¿y el resto del palmípedo quién debe costearlo? No se puede olvidar, por ejemplo, que han pasado años de gobiernos peronistas (cuatro gobernadores distintos) sin políticas adecuadas en el aspecto energético. Y tampoco la Municipalidad de Rosario queda exenta de la responsabilidad, aunque el grado de compromiso sea sensiblemente inferior.
La escena eléctrica. Pásese a mostrar la escena todo lo mejor, lo más claramente posible en cuanto de nosotros dependa: en nuestras manos tenemos un memo interno que circuló hace unos días en la EPE y que aterrizó finalmente, según señalan fuentes absolutamente confiables, en las manos de altas jerarquías de dicha empresa. En el papel se puntualiza que en la ciudad de Rosario no hay personal suficiente para cubrir la demanda, que cada vez hay más energía subsidiada en zonas puntuales como consecuencia de la pobreza imperante, energía que pagan con “plus” los ciudadanos que abonan el servicio. Se mencionada en el memo, además, que para colmo de males, y en medio de una gran demanda de energía, la empresa redujo las horas extras.
Pero una investigación un poco más profunda realizada nos permite expresar lo siguiente: el año pasado la Empresa Provincial de la Energía operaba 7.000 GWH, hoy opera 8.800 GWH, pero con el mismo personal. El hecho más sobresaliente es éste: en el año 1990 se operaban 4.000 GHW con 4.000 empleados, hoy se opera el doble de energía con el 25 por ciento menos de personal. Para ser más claro: hoy se operan 9.000 GWH con unos 3.200 agentes.
Pero esto no es todo. En la ciudad de Rosario hay sólo 900 empleados y de estos 900 sólo 320 son los que se ocupan efectivamente del servicio de distribución y red. ¿Más claridad? Pues para 330.000 clientes hay 320 empleados. Los cordobeses y funcionarios de otras ciudades importantes del país la tienen más clara, saben que a menos que se contraten los servicios de varios magos, la prestación no será eficiente si no hay suficiente mano de obra que esté dedicada. Por eso en la ciudad de Córdoba el plantel de empleados está conformado por 1.720 personas.
El plan de Binner. Ahora veamos otra parte muy importante de la cuestión. El 65 por ciento de la energía que adquiere la EPE se opera en el sur de la provincia. Pero he aquí que, comparativamente, en la ciudad de Santa Fe hay más empleados que en la ciudad de Rosario, hay más movimiento burocrático (en ocasiones innecesario) que en la zona donde efectivamente se necesita de mayor estructura y agilidad mediante la autonomía. Ningún gobierno peronista, dígase con todas las letras, le puso fin a esta injustificable realidad. Hace unas horas un funcionario del Poder Judicial, al charlar informalmente sobre esta cuestión dijo lo siguiente: “Mire mi amigo, sin el ánimo de discriminar a los queridos santafesinos, debemos decir que siempre sus representantes hicieron lo mismo: si Rosario necesitaba un juzgado, también ellos creaban uno en Santa Fe aunque no lo necesitaran. Santa Fe no ha sido sólo la capital de la provincia, sino asiento de una burocracia que no siempre estuvo a la altura de las circunstancias”. La verdad es que no lo vamos a desmentir.
Véase sino el siguiente panorama en el área administración de la distribución de la EPE: 319 agentes en la ciudad de Rosario, 271 agentes en la ciudad de Santa Fe. Pero véase los kilómetros de las líneas a atender: líneas aéreas y subterráneas de baja tensión: Rosario, 4.200 kilómetros; Santa Fe, 3.062 kilómetros. Y es más, mucho más: en Rosario se facturaron el año pasado 1.532.351 MWH y en Santa Fe menos de la mitad: 720.589 MWH.
En este contexto, el plan de Hermes Binner, que según las noticias recientes consistirá en la descentralización, no puede menos que ser aplaudido y merecerá, sin ninguna duda, el apoyo no sólo de todos los ciudadanos santafesinos. En esto el peronismo ha fracasado. No puede seguir regenteándose a empresas, como la de la energía, cuyo mayor volumen operativo está en el sur, desde la ciudad de Santa Fe. No pueden designarse agentes y empleados en un mismo plano de igualdad y sin tener en cuenta la cuantía de la producción y la distribución, las necesidades de los vecinos y la eficiencia del servicio. No se puede seguir con la construcción de edificios en las ciudades de la provincia a tontas y a locas, ni adquirirse más MWH sin planes de agrandamiento de la estructura mediante la inversión pertinente y sin más empleados para los sectores de la distribución. No pueden reducirse las horas extras en medio de una mayor demanda, aún cuando existan algunos traviesos que dibujan el trabajo.
No se solucionan los problemas, que termina padeciendo la ciudadanía, metiendo a justos y pecadores en la misma bolsa. Las cuadrillas rosarinas de la EPE se han convertido en grupos de bomberos que salen a encontrar cables derretidos por la gran demanda y no pueden efectuar las tareas cotidianas de mantenimiento. Muchos de estos trabajadores han recibido fenomenales palizas y robos y hace unas horas una cuadrilla de reparación debió salir disparando del barrio Las Flores aconsejados por la propia policía: “Son las once de la noche, muchachos, salgan ahora de aquí o no salen más”. El vecino, mientras tanto, sigue orando para que se haga la luz y esta brilla, sí...pero por su ausencia.
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