Una tormenta que actuó sólo como emergente para generar ocupación

Una tasa de crecimiento bastante por encima de la del resto de Rosario y la búsqueda de lugares más seguros que el corazón de las villas tradicionales (por ser más antiguas, también más intrincadas) figuran entre los factores que la directora del Centro Municipal Distrito Oeste, Susana Bartolomé, apunta como razones subyacentes para la aparición de nuevos asentamientos. En ese marco, la tormenta de noviembre y las lluvias de marzo pasado parecen apenas "emergentes aprovechados por las familias para avanzar en la ocupación de terrenos".

La funcionaria conoce bien su distrito y por eso puede dar matices. Aclara, por ejemplo, que los dos nuevos y pequeños asentamientos ubicados por 27 de Febrero ya contaban con algunas familias antes de la primera tormenta. Aun así, todas con las que LaCapital dialogó llevaban muy pocos meses en el lugar. Un fenómeno progresivo que no se detiene.


De canchita a lote
Los espacios públicos que antes se preservaban ya no se preservan dice Para graficarlo cuenta que entre los más chicos del distrito suelen escucharse quejas porque van desapareciendo las canchitas donde jugar al fútbol justamente los terrenos que sus propias familias ocupan para levantar las casillas presionadas por el crecimiento vegetativo

Pero Bartolomé misma reconoce que alternativas no abundan. Si la familia crece, si los propios hijos tienen hijos y en el terreno de la casilla original no hay más lugar, ¿qué otra opción queda?

La funcionaria advierte que hoy las migraciones son más internas que nunca: esta vez se dan sobre todo al interior de la ciudad. A los nuevos asentamientos del oeste llega, por ejemplo, mucha gente del barrio Bella Vista. "Con que en diez años dos chicas de una familia se hagan mamás, eso ya satura las posibilidades de habitabilidad de la casa", señala.

Doña Santa es una de las vecinas que optó por ocupar el predio frente al Distrito Oeste tras la pedrea de noviembre.