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 domingo, 03 de junio de 2007  
El ejército libanés reanuda combate y retrocede la milica islámica

Beirut.- El Ejército libanés reanudó hoy los combates e hizo retroceder a los milicianos del grupo islamista Fatah al Islam en duros enfrentamientos en el campo palestino de Nahr al Bared, en el norte de Líbano.

“El Ejército sigue limpiando bolsones de terroristas”, afirmó un portavoz militar, tras asegurar que el Ejército “controla ahora al menos de cuatro a cinco posiciones que solían estar en manos de los insurgentes” y subrayar que estan “a punto de vencerlos”.

Según el portavoz los tanques se están acercando a las afueras del campo para reforzar el asedio y obligar a los milicianos a rendirse.

Poco antes del mediodía comenzaron a escucharse disparos de artillería y de armas automáticas en el campamento, ubicado en las afueras de Trípoli.

La agencia estatal NNA señaló que los disparos del Ejército se concentran sobre las calles de intercomunicación de los insurgentes dentro del campamento Naher el Bader.

Abu Selim, portavoz de la milicia sunita Fatah al Islam dijo que los milicianos -que se encuentran atrincherados en el campamento palestino desde hace dos semanas- no van a capitular por ningún motivo y aseguró que de ser necesario “moriremos aquí”.

Por su parte, fuentes del Ejército indican que ya comenzó una “segunda fase” en la operación contra la milicia islamista, donde los soldados “rastrillan” cada rincón de las zonas externas del campamento, que tomaron bajo su control el viernes.

El fuerte bombardeo de otras zonas del campo -con granadas de 155 milímetros- forma parte de la misma táctica, para “limpiar de combatientes las áreas que quedan”, indicó el vocero.

Desde que comenzaron los enfrentamientos el 20 de mayo, que constituyen los combates internos más sangrientos en Líbano desde la guerra civil (1975-1990), perdieron la vida más de 80 personas.

En Nahr al Bared vivían hasta hace poco unos 40.000 palestinos. Desde que comenzaron los enfrentamientos la mayoría ha huido y sólo quedan allí unos 3.000 civiles. (Télam)


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