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martes,
22 de
mayo de
2007 |
Esto es Central 2007
Sergio Faletto / La Capital
Esto es Central. Un presidente en el ocaso, directivos que pasan a la clandestinidad, unos abogados apoderados e intermediarios que toman relevancia por representar a esta dirigencia decadente, un club que esta vez sí parece vaciado de verdad, una jueza que recibe el maltrato de los espurios intereses en danza, una oposición que carece de propuestas y referentes, una paupérrima realidad económica y deportiva, una masa societaria que impávida observa y sólo opina, las fuerzas de choque que buscan reacomodarse en el nuevo escenario con la amenazante intención de no perder un centímetro del enorme poder que le otorgó la gestión de los últimos años, y un futuro que quiebra o se gerencia si a la brevedad no se movilizan aquellos que pueden constituir una alternativa válida en un proceso electoral, el que se presenta como ineludible en el decantamiento de esta gestión, la que ya no tiene ni crédito ni espacio para continuar.
Esto es Central. Acusaciones cruzadas entre los mismos pares de una comisión que llevaron a la entidad a la peor de las crisis institucionales. Un comportamiento que raya la ilegalidad en el manejo de valores, documentos y libros de actas. El odio y resentimiento utilizados antes para ganar son los mismos que utilizan ahora para perdurar. La persecución a determinados socios es idéntica a la que aplican en su propia caza. Asesores letrados que hicieron muy buena diferencia en el juego judicial. Mientras algunos antes oficialistas y ahora opositores ensayan un discurso sin autocrítica y por ende poco creíble.
Esto es Central. Un barco a la deriva. Con un timonel tan desgastado como su tripulación. Con un presente atravesado por la traición y el odio. Sin destino cierto. Esto es Central. Un club de primera con gestión de segunda. Y con miles de socios e hinchas que para volver a ostentar el orgullo histórico tendrán que ubicar a la entidad en el cauce que se merece. Aunque para esto necesitarán ser menos dogmáticos y más pragmáticos, porque el fútbol es mucho más que el simple folclore. l
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