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miércoles,
09 de
mayo de
2007 |
Lo que sigue no será fácil
El nuevo tiempo se viene con conflictos
La vida política institucional de Rosario Central vuelve a quedar en el ojo de la tormenta y dejó hasta en segundo lugar el lamento por la derrota deportiva en el clásico. Con la reasunción hoy de Pablo Scarabino como presidente auriazul, el club de Arroyito vuelve a dar un vuelco y habrá que ver cómo queda ordenado el nuevo tablero. Lo que sí parece es que la resolución de la jueza Liliana Georgetti no traerá calma.
Cuando Pablo Scarabino quiso terminar su licencia y volver al club a fines de marzo, dijo que si reasumía llamaría a elecciones. La sensación es que de momento no lo hará y que verá in situ si están dadas las condiciones para conducir el barco en la tormenta. Y si ve que puede, si rearma una comisión fuerte, se quedará a cumplir el mandato que culmina a mediados de 2.010.
Scarabino abordará de entrada una tarea de limpieza. Basado en la resolución de la jueza, buscará ampararse en el estatuto para implementar los sumarios y sanciones necesarias, la que en algunos casos asoman como expulsión. En criollo, no permitirá que los ideólogos de su licencia extra permanezcan en la vida política del club, aunque quizás algunos directivos de menor exposición se queden.
En lo inmediato también el presidente auriazul deberá hacer frente a las obligaciones cotidianas, para lo que espera disponer con un pagaré de 1.400.000 euros de Real Madrid, por la venta de Gonzalo Higuaín de River a ese club y que sirvió como pago por las compras de Ruben, Ojeda y Villagra de parte de los millonarios. Ese pago ya fue tramitado por la comisión suspendida pero no habría sido cobrado.
Además, Central dispone de otro pagaré por el mismo monto que está retenido en el juzgado de Georgetti (a cargo además del concurso de acreedores canalla), mientras que Scarabino auditará las cajas del club para saber cómo se destinaron los casi 3.500.000 dólares restantes de la venta de los jugadores auriazules a River, que fueron liberados oportunamente por la magistrada para que los dirigentes afronten los pagos.
En cuanto a quienes serán hoy férrea oposición a Scarabino, no se quedarán de brazos cruzados, como lo dejó saber claramente Gonzalo Estévez (ver aparte) y eso supone un escenario de conflicto permanente. Igual, la apelación que seguramente harán de la medida judicial no impedirá a Scarabino gobernar, más porque llevará su tiempo de resolución.
Por lo pronto, Scarabino tratará de sumar voluntades y hasta no descartaría el diálogo con algunos adversarios políticos. Su meta es intentar volver a construir. Habrá que ver si tiene con qué y si lo dejan.
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