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miércoles,
09 de
mayo de
2007 |
Herida sin cerrar
El plantel de Central volvió muy golpeado a las prácticas
Mauricio Tallone / La Capital
El plantel de Central volvió a los entrenamientos golpeado en su fibra más íntima. El semblante que acompañó a cada jugador en Palos Verdes fue revelador del ánimo de un grupo sacudido por un resultado que indefectiblemente dejará secuelas. La derrota en el clásico ante Newell’s no fue una más en las estadísticas. Mucho menos en el contexto institucional convulsionado en el que se movió ayer el club. No hay dudas de que Central es una fuente de problemas adentro y afuera de la cancha.
La rutina matutina arrancó con una reunión entre Carlos Ischia y el plantel en el vestuario. El técnico canalla sintió la necesidad de explicarles a sus dirigidos algunas declaraciones en las que habría responsabilizado a los jugadores del mal partido ante Newell’s. Los referentes tomaron como un acto de franqueza la decisión del DT de pararse frente a todos y dar su versión de los hechos.
“Ischia sintió la necesidad de demostrarnos que está con los jugadores. Pero nosotros nunca vamos a pensar mal de él”, explicó Belloso.
Si bien ayer no faltaron escenas de abatimiento, tampoco hubo lugar para lamentos. La imagen de la impotencia del Kily González, uno de los más afectados por la derrota, no quedó en el césped del Coloso y mucho menos en las 48 horas posteriores que utilizó para procesar el duelo.
Luego del cónclave, aquellos que jugaron el clásico trotaron durante 20 minutos y enseguida se internaron en el vestuario. Algunos eligieron contar sus sensaciones ante las cámaras y grabadores. El Kily saludó amablemente a los periodistas presentes pero optó por guardar silencio.
La desazón no desaparecerá de un día para el otro. Igual, el plantel se juramentó salir adelante lo antes posible. El partido ante Racing es la oportunidad más cercana para asomar la cabeza.
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