Dos fuertes personalidades que sólo piensan en triunfar

París. - Francia elegirá hoy a su presidente entre dos personalidades fuertes y polémicas: Nicolas Sarkozy y Segolene Royal.

En cuanto al primero, desde que fue ungido candidato ha tenido buena estrella. Ganador en la primera vuelta electoral del 22 de abril, el impetuoso líder de la Unión para un Movimiento Popular (UMP) ha sumado a antiguos simpatizantes de su rival socialista en la batalla por la jefatura del Estado.

Sarkozy, de 52 años, controla bien a su partido, un instrumento importante para conseguir la victoria en las elecciones. La inmensa mayoría de los militantes y cuadros de la UMP lo apoya.

Construyó gran parte de su carrera oponiéndose al establishment neogaullista del presidente Jacques Chirac, enviando el mensaje de la renovación generacional de una clase política envejecida. De ahí el apodo de "Speedy Sarko". Con su característica intransigencia, Sarkozy intenta lograr que los franceses apoyen su "ruptura pacífica" con la vieja guardia.

"Juntos todo es posible", reza el lema de la campaña electoral de este hombre que a cualquier pregunta da una respuesta con la velocidad de una bala. Sarkozy quiere crear un Ministerio para Inmigración e Identidad Nacional y aboga por una "Constitución europea simplificada", en lugar del interminable texto rechazado por los franceses en 2005. Muchos franceses reconocen su coraje a este hijo de un aristócrata húngaro y la hija de un médico parisino, nacido en 1955.

A partir de 2002, Chirac colocó a su rival interno en puestos clave, como ministro del Interior y de Economía, sin lograr neutralizarlo ni desgastarlo. Desde el momento en que se afeita en las mañanas ya está pensando en el Elíseo, confesó en cierta ocasión. Y no lo dijo en broma.


Segó la primera mujer
En lo que respecta a Segolene Royal es la primera candidata en tener serias chances de llegar a la Presidencia al haber superado el primer turno Nunca antes había ocurrido

Esta socialista fotogénica consiguió que, en contra de la voluntad de los poderosos barones del Partido Socialista, la eligieran como candidata. Para lograrlo, se benefició de los altos índices de simpatía que le concedían las encuestas y explotó su imagen como joven política. Los socialistas vieron en ella la única persona capaz de derrotar a Sarkozy.

Hija de un militar autoritario, Royal se dedicó a la política desde joven y siempre se presenta como "hija espiritual" del fallecido presidente François Mitterrand.

Proyectando la imagen de una mujer moderna e innovadora, cambió su peinado y vestidos para destacar su condición de mujer. "Orden justo" y "democracia participativa" son algunos de sus lemas políticos. Propone la creación de jurados de ciudadanos para controlar la labor de los diputados y disciplina militar para reeducar a los jóvenes delincuentes de las periferias francesas.