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domingo,
06 de
mayo de
2007 |
Dieta: alimentos para una piel radiante
La piel es el órgano más extenso y de mayor volumen del cuerpo, y también el que más pesa, entre un 5 y un 7% del peso corporal total. Es mucho más que una envoltura y sus funciones son múltiples y vitales. Actúa como barrera inmunitaria, aísla, avisa, contribuye a regular la temperatura corporal, sintetiza la vitamina D, elimina sustancias tóxicas y constituye, al mismo tiempo, el lugar de intercambios por excelencia con el mundo exterior.
A través de la piel afloran muchos conflictos emocionales. Los eccemas, las alergias, la psoriasis o el acné pueden tener un componente psicosomático.
Pero el estado de la piel constituye también un buen indicador del equilibrio nutricional porque sus “quejas” como consecuencia de una dieta mal planificada son muy visibles.
Para una piel sana, hay que evitar el exceso de grasas pero, al mismo tiempo, asegurar una ingesta suficiente de los dos ácidos grasos esenciales, el linoleico y el alfa-linolénico, o sea evitar alimentos con grasas ocultas y dar prioridad a las de origen vegetal. Conviene moderar también el consumo de carne y sus productos derivados, ya que a menudo se toman más del doble de las proteínas que realmente se necesitan, lo que repercute en el hígado y el riñón y, en consecuencia, en la piel.
Lo que perjudica a la piel es una dieta desequilibrada. Pero la presencia habitual de algunos alimentos contribuyen a este desequilibrio como los que son ricos en azúcares, con elevadas cantidades de grasas saturadas y muy procesados como los embutidos, el azúcar y las bebidas alcohólicas.
Los alimentos que desencadenan urticarias con mayor frecuencia son la leche, los huevos, el pescado, el chocolate, los embutidos, las conservas y el queso.
Entre los que suelen provocar eccemas se encuentran la leche y los derivados, el huevo, el trigo, el centeno, los productos de panadería, el pescado y los frutos secos. Pero cualquier alimento, en personas alérgicas, puede desencadenar estas reacciones.
Aquellos que proporcionan hidratos de carbono complejos (almidón), grasas insaturadas, vitaminas y minerales en abundancia y fibra son los alimentos que más favorecen a la piel. Se recomiendan las frutas y las hortalizas, y también el consumo regular de aceite de oliva.
Se pueden obtener beneficios de los alimentos por vía tópica, por ejemplo la palta, el pepino y el aceite de oliva, habituales en muchos de los productos de la estética natural.
La obesidad pude provocar consecuencias negativas en la piel: transpiración excesiva, erupciones, infecciones y alteraciones circulatorias, entre otras.
Hay que prestar atención a los adelgazamientos rápidos que, entre otros inconvenientes, causan arrugas y estrías.
Algunos expertos señalan que los alimentos ricos en carotenos, como zanahorias, tomates, melones, naranjas y espinacas pueden acelerar el bronceado.
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