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 domingo, 06 de mayo de 2007  
Sectores. Cómo funcionan y para qué sirven los mecanismos de arbitraje de precios dentro de la cadena agroalimentaria
Compensaciones: el laberinto de los fondos agropecuarios
El gobierno cambió la forma de intervención en el comercio de productos primarios

Fabiana Monti / La Capital

En un intento por controlar la inflación, el gobierno comenzó desde principios de año una nueva estrategia de intervención en el mercado agropecuario, a través de la creación de fondos compensadores que buscan arbitrar los precios internacionales del mercado interno. El nuevo esquema de regulación profundizó la apuesta iniciada con la suba de las retenciones a las exportaciones y la suspensión de las ventas de carne al exterior. Este cambio impone un nuevo conjunto de reglas de juego que todavía no se terminaron de definir del todo, lo cual se refleja en el reducido volumen de desembolsos realizados a los distintos sectores de la producción, que a la fecha llegan a 33.748.000 pesos, en un sector que factura miles de millones.

Estos fondos se nutren básicamente del aumento de las retenciones a la exportación de granos, con la soja haciendo el mayor aporte. De allí que, aunque se conocen como subsidios, son en realidad redistribuciones dentro de la cadena agropecuaria. En este laberinto de recortes y aportes, emerge como gran protagonista institucional la Oficina Nacional de Control Comercio Agropecuaria (Oncca), una versión light de las viejas juntas reguladoras.

El fondo más complejo por la diversidad de actores que involucra es el que está destinado a abaratar el costo del maíz a las producciones que, más allá de su relación con la exportación, son demandantes internos del cereal. fundamentalmente, pollos, leche, carne de feed lot y porcinos. Para cada uno de ellas, la dinámica de instrumentación fue dispar.

Según Ezequiel Defreijó, del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina (SRA), el sector más beneficiado en este sentido fue el avícola, ya que la norma que instrumentó el “subsidio” salió el 11 de enero.

Los industriales accedieron a compensaciones por 25 millones de pesos, distribuidos en unas 15 empresas. En las estimaciones iniciales se calculaba que el sector agropecuario iba a recibir entre 100 a 120 millones de dólares y las firmas beneficiadas serían alrededor de 70.

Para los lecheros, los aportes se decidieron a través de una resolución que salió el 29 de enero, pero se instrumentaron recién en marzo.

Hasta el momento alcanzaron los 8,5 millones de pesos y llegaron a alrededor de 3.000 productores. En tanto, para los feedloteros y criadores de porcinos, todavía no llegó ninguna compensación porque las resoluciones son las que más se demoraron y los pagos estarían recién dispuestos para los próximos días.

El otro gran fondo compensador es el que está destinado al mercado del trigo, que fue instrumentado cuando ya casi todo el cereal estaba vendido.

Hasta ahora se efectuaron desembolsos a 7 empresas por un monto de 272.000 pesos. El mecanismo de compensaciones para las distintas producciones es complejo. En el caso del sector avícola, los productores recibirán entre 30 y 32 centavos por kilo de pollo y quienes lo reciban deberán acreditar cuántos animales procesaron por mes.



El laberinto

Para el caso de los que se dedican al feed lot, dirigentes de la cámara que agrupa a los que realizan engorde a corral estiman que, dado que las compensaciones varían de acuerdo a los precios internacionales de los cereales, los cálculos dan cuenta que signficarían alrededor de diez centavos por kilo en el precio del animal.

En cuanto a la leche, el subsidio que corresponde alcanza los cinco centavos por litro de fluido producida. Este sector tiene a su vez un sistema de compensaciones al interior de la cadena, por el cual se fija un precio de corte a las exportaciones de la industria, tanto de la leche en polvo como de subproductos. La diferencia entre ese valor y el que paga el mercado internacional se distribuye a los tamberos.

En cuanto a los porcinos, los referentes del sector indican que los aportes significarían unos 40 centavos por kilo faenado y, según señalaron desde Federación Agraria Argentina, estaría en discusión el tema de que sea por kilo vivo, entre otros aspectos que se estaría dialogando con la Oncca.

El fondo compensador del trigo opera con un precio de referencia de 370 pesos, y los molinos y los productores (el esquema para el sector primario salió recientemente) reciben la diferencia entre ese valor y la cotización del mercado internacional.

El economista agropecuario Carlos Seggiaro explicó que los fondos compensadores constituyen la tercera etapa de la relación del gobierno de Néstor Kirchner con el sector agropecuario, desde que asumió en mayo del año 2003.



Las etapas

“Hay una primera etapa que denominaríamos fiscal, en su afán por obtener el superávit necesario para operar el actual modelo económico, apuntó sus cañones a los sectores que tenían más capacidad contributiva y, en ese contexto, se explican básicamente las retenciones a las exportaciones de los granos como soja, maíz y trigo, y de productos como la leche y la carne”, explicó el analista.

La segunda etapa, según su análisis, arranca a mediados del 2005, cuando el Ministerio de Economía comenzó a preocuparse por la inflación.

Para ello tomó medidas tendientes a frenar el alza interna de los precios vinculados a algunos productos de exportación, que también son una parte sensible de la canasta básica de alimentos .

“En ese contexto se explica el aumento de las retenciones a las exportaciones para los lácteos o la suspensión de exportaciones para la carne, decisiones en las que ya no hay un objetivo fiscal sino una preocupación por el sostenido aumento de los precios en el mercado interno”, opinó.



Transferencias

Pero, explicó Seggiaro, el mayor problema con el que se encontraron las autoridades económicas es que las acciones tomadas en estas dos primeras etapas afectaron los precios relativos dentro del mismo sector agropecuario, y con ello el costo de oportunidad de cada actividad dentro de la cadena.

“Algunas actividades compiten por los mismos campos en términos de alquiler, para el caso de los lácteos, casi el 50 % de la producción se ubica sobre campos alquilados, que compiten con la agricultura (soja)”, señaló el economista.



El arbitraje

Seggiaro concluyó: “Pisar la rentabilidad de la lechería implicaba poner en riesgo la producción a largo plazo, ya que el costo de oportunidad de seguir haciendo leche no podía hacer frente a la alternativa agrícola, esto planteaba un horizonte preocupante para el gobierno de cara al futuro, con una posiblidad concreta de desalentar a ciertas actividades en terminos de inversión.”.

Este análisis explica el paso de la segunda a la tercera etapa de acción, que el economista denomina de “arbitraje”.

“Desde enero de este año el gobierno está arbitrando en las rentabilidades del agro, al aumentar las retenciones a la soja no sólo está armando un fondo para recuperar, en la medida de lo posible, la rentabilidad de un productor porcino o lácteo, sino que también le está restando deliberadamente rentabilidad a la soja para acercar las rentabilidades relativas en términos de costo de oportunidad”.

Desde esta perspectiva, y más allá del mayor o menor respaldo del sector, esta tercera etapa constituye una política para el sector agropecuario, cuya ausencia fue muchas veces reclamadas por las entidades gremiales.



Ganadores y perdedores

En ese sentido, Ambrosetti, del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina (SRA), opinó que el gobierno está tratando de implementar mecanismos para compensar a los productores agropecuarios por las fuertes pérdidas, pero que los mismos no satisfacen a todos los productores porque no todos pueden acceder a los mismos por la actividad que realizan.

“El intento de control de inflación generó una distorsión de los mercados, sobre todo en carne, trigo y maíz. Después se hace difícil darle transparencia y legitimidad ya que este tipo de incentivos no dan certidumbre y atentan contra el sustento de la inversión en el mediano plazo”, indicó el economista y agregó que “las compensaciones al sector sólo funcionan en el corto plazo y no tienen en cuenta los tiempos biológicos para invertir”. El complejo sistema de retenciones, subsidios y transferencias hacia dentro y hacia afuera del sector agropecuario juega con los límites del proyecto neodesarrollista del gobierno nacional, donde la devaluación cambiaria estimula las exportaciones y estas presionan sobre los precios internos en un escenario de salarios bajos. Una puja en la que el Estado es árbitro.
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Las entidades pusieron en agenda el cumplimiento del pago de subsidios que prometió el gobierno.

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