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domingo,
06 de
mayo de
2007 |
La destacada
Que siga la milonga
No soy tanguero y no sé bailar el tango. Pero reconozco en esa manifestación musical uno de los elementos más representativos de la idiosincrasia rioplatense. Por eso me sorprendió que los cultores de esa disciplina bailable tuvieran que recurrir a manifestar públicamente para que las autoridades se hagan eco de sus necesidades de esparcimiento, las cuales se encuentran muy ligadas a nuestras más caras estructuras culturales. Por supuesto, su manifestación no fue con piquetes, quema de neumáticos ni cortes de calles. Con la destreza, el valor y por qué no el señorío del antiguo malevo de nuestros barrios "de malvón y luna", brindaron un sano espectáculo en la plaza Pringles, a plena luz del sol y con el rostro descubierto, a todo el que quisiera apreciarlo. ¡Cuántos problemas menos tendríamos los argentinos si quienes están en problemas manifestaran de esa forma! Son muchos los escándalos y hasta delitos graves que se cometen alrededor de los boliches bailables, donde los ritmos importados son la vedete. Pero nunca escuché que a la salida de una milonga se produzcan hechos de esta naturaleza. Se desarrollan en un clima de sana competitividad entre los virtuosos del baile. Es de esperar que el gobierno responda a sus reclamos.
Carlos Cambiaso Picasso
DNI 6.052.133
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