Bajo el agua. La actividad ganadera en las islas se produce sin estudios previos de impacto ambiental

“La irresponsabilidad no se ahoga nunca”

A raíz de la situación creada en las islas por la mortandad de hacienda, la coordinación general de Taller Ecologista dio un comunicado en el que apunta que “pasan los años y parece que en el río lo que nunca se ahoga es la irresponsabilidad de algunos sectores políticos y económicos”.

    Además recuerda que “meses atrás nos indignamos por tener que respirar humo tóxico de los incendios, que se hacían para sembrar pasturas para el ganado. Hoy nos molesta el olor fétido de los indefensos animales muertos, y el doloroso sentimiento de saber que los que quedan en pie tienen un pronóstico trágico”.

   “El debate entre funcionarios y ganaderos pasa por determinar si es necesario tener más infraestuctura para que para la próxima vez se evacue todo el ganado a tiempo; disponer de corrales y de sitios para llevar a los animales. Se elevaron los precios de las pocas barcazas jaula, y no faltó quien ofertó precios irrisorios para comprar ganado cuando se sabía que llegaba la crecida”, remarcó.

   También señaló que “semanas atrás, tres personas se ahogaron por el derrumbe de una vivienda en la barranca, que sigue desmoronándose a lo largo de la costa rosarina” y subraya que “lo que aquí se ahoga es una lógica productivista, donde siguen primando los negocios de algunos en detrimento de una gestión responsable de nuestros bienes comunes. La naturaleza tiene límites y no se ha aprendido a reconocerlos, y mucho menos a elaborar políticas que garanticen el respeto a esos límites”.

   Más adelante sostiene que no acepta la ley de arrendamiento de Entre Ríos, “que contribuye aún más a la creciente actividad ganadera en los humedales, sin haber realizado estudios previos de impacto ambiental y estudiado cuán aptas son las islas para esta actividad”.

   Asimismo, puntualiza su rechazo a “que se siga mirando al Paraná como un océano donde queremos que lleguen barcos cada vez más grandes, que aumente la navegación, sin saber en qué medida impactan en las costas y en cuánto se deterioran la calidad del agua del Paraná, del cual dependemos millones de personas”.

El arrendamiento de tierras agravó la situación del humedal.