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domingo,
22 de
abril de
2007 |
Los Tigres vencieron de visitantes después de 7 fechas
Al fin Tiro Federal ganó afuera, y contra Chacarita
Mauricio Bartoli / Ovación
Debajo de una lluvia torrencial que en un momento hizo interrumpir el partido por falta de luz, Tiro Federal encontró la claridad que andaba buscando y derrotó 1 a 0 al encumbrado Chacarita, y cortó una racha de 7 partidos sin victorias como visitante.
En el arranque, el Funebrero se adelantó, dando por hecho que la lógica le iba a dar los tres puntos. Pero, con la movilidad de Perezlindo y el acompañamiento de Croce, los Tigres enseguida avisaron que no se achicaban.
Ya a los 3', Perezlindo tuvo una contra en sus pies pero, quizás por la humedad del terreno, no pudo resolver. A la larga ese iba a ser su estigma, porque tuvo otra media docena de situaciones a las que siempre le faltó la suerte -o precisión- final. La más peligrosa fue a los 23': un derechazo a la carrera que atravesó toda la línea de gol e increíblemente no terminó en la red.
Después, la tormenta había oscurecido tanto el cielo que no se veía bien y el árbitro Diego Abal paró el partido durante 18 minutos. Parecía que eso perjudicaría a Tiro que estaba embalado, pero cuando se reanudó los de Ludueña siguieron amenazantes, aunque sin plasmarlo en el resultado.
Tras el entretiempo, se insinuó que se iban a invertir los roles. A los 3', el enganche Pablo López probó desde afuera del área y la pelota sopló el travesaño. También Gallardo pateó de lejos y Alcaraz se proyectó con peligro pero Parra no supo capitalizarlo.
Se sabe: los goles que no se hacen en un arco... Se sufren en el otro. El que se hizo cargo de cumplir la regla fue Facundo Castillón, quien ingresó a los 61' y a los 73' se escapó en velocidad, amagó para un lado, después para el otro, dejó a tres defensores en el camino y cuando le salió Bernacchia lo venció con un disparo cruzado inatajable.
Hay en eso un mérito de Giovagnoli, que se adelantó en el cambio de aire de los jugadores y, aunque Perezlindo tuvo un buen partido, el DT supo elegir el momento para que Castillón quebrara a los cansados defensores rivales y Rodas, que entró por Croce, acompañara para mantener la vocación ofensiva.
Con todo, el que aseguró la victoria fue Cárdenas, porque sobre el final, tapó dos pelotas de gol: le ganó un mano a mano a Fischer y luego sacó un tiro que iba al ángulo.
Así, Tiro cumplió con los tres objetivos con los que había llegado a Almagro: jugar bien, no perder el invicto y si era posible ganar. Lo logró y, tras cuatro partidos sin derrotas, parece haber reencontrado el buen sendero.
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