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 domingo, 22 de abril de 2007  
Argentino cayó de local y dejó pasar el tren
Perdió 2 a 1 frente a Laferrere y prácticamente se despidió de la lucha por el título

Cuando las chances se presentan, hay que saberlas aprovechar. En caso contrario, los lamentos se potenciarán. Y hoy Argentino seguramente estará maldiciendo la derrota de ayer ante Laferrere (1-2). Es que las caídas del viernes de los por entonces líderes Barracas Bolívar y Barracas Central habían puesto al salaíto en una situación expectante, pero el no obrar en consecuencia apagó la ilusión del título, más allá del partido del miércoles ante San Miguel. Ni el merecimiento al menos del empate hoy sirve como consuelo.

Un dato: el rival imponía una importante cuota de respeto y obligaba a dar lo mejor. Por eso, lo poquito que se dio no alcanzó. Fue saludable la intención de buscar siempre, pero a ese cúmulo de buena voluntad le faltó claridad y decisión.

Las intenciones chocaron contra las propias limitaciones y así todo se hizo cuesta arriba. Tal vez, la mayor virtud haya sido llegar rápido al empate (Müller, a los 25') tras el cachetazo de Ortigoza (14') luego de un importante quedo en defensa.

Es cierto que a partir de ese momento la lluvia complicó el panorama, pero fue para los dos por igual. Encima, las poquitas chances que se generaron fueron dilapidadas. La que se le presentó a Villegas (remató a las manos del arquero después de una gran maniobra colectiva) sobre el cierre del primer tiempo fue una de ellas. Ni hablar de la que desperdició Godoy (la tiró afuera), a los 27' del complemento, luego de recibir solo en la puerta del área, pararla y, con tiempo, buscar el mejor perfil.

Igualmente, a esa altura, Navarro (lo mejor de la cancha) ya había provocado más de un descalabro por el sector izquierdo de la defensa salaíta, cosa que no pudieron lograr ni Módica, ni Bertollo, ni Godoy, los jugadores con mejor pie en el salaíto. Portillo ya había perdonado al albo tirándola afuera cuando sólo tenía que empujarla, pero el propio Navarro, a los 39', no perdonó. Su delicada definición (recibió solo a espaldas de Raggio y Chacón) terminó siendo un mazazo a las ilusiones de Argentino.

Suele decirse que el tren pasa una sola vez. El pitazo de arribo a la pelea por el título sonó y no fue escuchado. Una verdadera pena. Porque ahora no queda otra que afinar los oídos y, por supuesto, mejorar en lo futbolístico para que no pase de largo el que invita a subirse al Reducido.

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