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 miércoles, 11 de abril de 2007  
Bajo el agua. A más de dos semanas del temporal, sus efectos se siguen sintiendo en varias aulas rosarinas
Todavía hay seis escuelas que no pueden dar clases normalmente
El ministerio asegura que son sólo tres. Tienen los techos empapados y las paredes electrificadas. Los chicos asisten apenas por dos horas y se acomodan en cualquier rincón

Laura Vilche / La Capital

Varios centenares de alumnos de seis escuelas de Rosario siguen sin poder dar clases tras las intensas lluvias caídas la última semana de marzo. El delegado del Ministerio de Educación, Humberto Cancela, aseguró que son sólo tres los establecimientos cerrados por tener los techos empapados y las paredes electrificadas: la Nº 798, la Nº 6.389 y la Nº632. Pero la cifra se engrosa con los colegios que juntaron grados en lugares insólitos como el escenario y con los que intentan enseñar a media luz, y por espacio de apenas dos horas.

El agua también hizo estragos en el subsuelo de la sede de la cartera educativa local de Alem y Gaboto (ver página 4) y en el del Instituto de Biología Molecular y Celular (IBR) que depende de la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y del Conicet. Allí, en Suipacha y San Lorenzo, donde confluyen los desagües del Hospital Centenario y el resto de la manzana, se inundó una vez más el lugar equipado con aparatología para investigación. La decana de Bioquímica, Claudia Balagué, adelantó que esta semana se reunirá un grupo de expertos en hidráulica para analizar la situación y buscar una salida.


Sobre llovido
Sobre llovido mojado dice el dicho popular que bien les cabe a las seis escuelas que siguen sin poder dar clases en la ciudad Durante el último temporal se les mojó todo Tanto docentes como padres coinciden en decir que los problemas que padecen son crónicos y sienten como parches las obras que sobre techos y conexiones eléctricas se inicien por estos días

"¿Por qué tenemos que aceptar que nuestros chicos no puedan tener clases como todos? Mi nieta apenas aprendió a poner la fecha y a copiar su nombre", se lamentó Patricia Cepeda, abuela de Micaela, una alumna de primer año de la Escuela Nº1.276 "Marta Salotti", ubicada en Roullión al 3700. En este establecimiento de 780 alumnos, hace un año que se pidió que se arreglaran los techos del primer piso. "El dinero llegó, pero la semana pasada, cuando todos los salones de esa planta debieron clausurarse debido al agua, y encima se arruinó la conexión eléctrica que acababa de renovarse", dijo el maestro de sexto grado, Ramón López. ¿Resultado? Los maestros agruparon a los chicos en todo rincón de la escuela; dan clase en la sala de maestros y hasta en el escenario, pero sólo por espacio de dos horas, hasta que los techos se arreglen.

"Estas cosas son producto de la lógica de este ministerio, que no trabaja sobre la prevención, sino sobre el riesgo y el peligro. ¿Por qué no se inspeccionan permanentemente los edificios escolares? ¿Por qué ahora los chicos y docentes deben trabajar entre albañiles y las directoras ocuparse de buscar presupuestos y hacer seguimiento de obra?", interrogó el secretario de Asuntos Sociales de la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé), Daniel Cousello.


Sin luz
Lo dicho por el gremialista no sonaba ayer tan errado en la dirección a oscuras de la Escuela N º 6.389 Federico de la Barra de Uriburu 2555 Una portera casi se electrocutó una tarde al tocar una pared y la directora Gladys Albachiaro comenzó allí un incesante tramiterío con el ministerio para que se arreglara la situación Ayer en un día nublado la escuela se mantenía con jornada reducida Se hizo un arreglo provisorio pero hasta que algún profesional del ministerio no me asegure que los 850 chicos y maestros no corren riesgos la luz se mantiene cortada lo que obliga a entregar raciones frías en el comedor dijo la mujer

A la Escuela Nº 798, de Ovidio Lagos al 5900, concurren 600 chicos, pero no se da clases desde el 28 de marzo cuando la directora, Alicia Velázquez, las suspendió por problemas eléctricos causados por la rotura de las membranas.

Adelina Suárez, la directora del Jardín Nº 104 de Empalme Graneros, aseguró ayer que las paredes de uno de sus cuatro salones lucían "cataratas". Los nenes se amontonan en clases de una hora y media, cuando deberían estar dos horas más.

Esto se repetía en aulas del Jardín Nº 38 de Avellaneda 941. Y, en la Escuela Nº 632, de República 8050, donde desde el 9 de abril no hay clases.
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En la Escuela Nº 1.276 Marta Salotti los chicos dan clase arriba del escenario.

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