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sábado,
07 de
abril de
2007 |
Para la Unesco, "la gratuidad es la gran deuda que tiene la región"
La directora del organismo, Rosa Blanco, dice que las familias asumen muchos costos
“La gratuidad es la gran deuda para la región”, aseguró la directora de la Oficina Regional de la Unesco para América Latina y el Caribe (Orealc), Rosa Blanco. La afirmación llegó durante la presentación del panel “El salto hacia la igualdad en la calidad de la educación”, que compartió con César Guadalupe, también de la Unesco.
Para Blanco es preciso que “la educación sea considerada como un bien público (no sólo un servicio)y como un derecho a aprender a lo largo de toda la vida y en una educación de calidad”. Eso supone, “una educación obligatoria y gratuita". Sin embargo , agregó, "con la gratuidad hay una deuda pendiente, porque son muchos los padres que deben asumir los costos de mandar a sus hijos a la escuela”.
La referente de la Unesco enumeró así lo que deben asumir las familias para enviar a sus hijos a las aulas, entre útiles, vestimenta y libros, además de otros gastos como el acceso a talleres extracurriculares. “La educación sigue siendo una carga para las familias, algo que merma el principio de gratuidad pero además impulsa a ahondar las brechas entre ricos y pobres, y las diferencias sociales”.
Sugirió en ese sentido, que las escuelas deben limitarse a pedir a las familias lo necesario de manera de no ahondar en esas diferencias, de lo contrario, “aunque se declame el principio de gratuidad este no es tal”.
Unido a este reclamo, Rosa Blanco recordó el derecho a la no discriminación, en clara referencia a las prácticas expulsivas que caracterizan a los sistemas de educación. Enumeró así, las penas por las que pasan los alumnos repetidores, pobres, de diferente etnias y con sobreedad.
“Estas prácticas lo que hacen es reproducir la estratificación social”, advirtió Blanco para enseguida señalar otro aspecto negativo que tienen estas medidas para el sistema educativo: “Mientras hay escuelas que cierran sus puertas a los alumnos, hay otras que las abren a los expulsados”, algo que no hace más que aumentar la carga de trabajo en detrimento de la calidad para algunos sectores.
La obligatoriedad y gratuidad son dos aspectos unidos a un tema que fue central en la reunión del Prelac: la calidad de la educación.
“Es verdad que en los últimos años, los países de la región han realizado importantes avances ampliando la educación obligatoria hasta 10 o 12 años, con nuevos currículos y mejorando la infraestructura escolar. Sin embargo, persisten los problemas de la calidad”. Y al decir de la referente de la Unesco, “recibir una educación de baja calidad es atentatorio a los derechos humanos”.
Sobre este punto señaló que “no basta con tener el acceso a la escuela o incluso completar la educación básica para ejercer este derecho. Aún los niños y jóvenes que ingresan a la escuela ven vulnerados sus derechos cuando no logran buenos resultados de aprendizaje debido a que se los discrimina por motivos económicos, étnicos, religiosos o de género”.
Se vulnera el aprendizaje. También, agregó, es vulnerado este derecho cuando “predominan en el entorno escolar formas de relacionarse sobre la base de estereotipos y prejuicios o cuando los estudiantes son víctimas o testigos silenciosos de la violencia cometida contra otros niños y aprenden que ella es una forma aceptable para que los fuertes impongan su voluntad a los más débiles”.
De inmediato, delineó algunos aspectos que entiende son esenciales para precisar en qué consiste una educación de calidad, como los de equidad, pertinencia y relevancia.
Dijo entonces: “No puede haber una educación de calidad sin que los contenidos de la enseñanza sean relevantes, tampoco sin que ésta sea pertinente y significativa para las personas de las diferentes culturas y estratos”.
Para Blanco, “no puede haber una educación de calidad sin equidad, es decir, que se proporcione a cada quien los recursos y ayudas que necesita para estar en igualdad de condiciones para acceder a la educación, continuar sus estudios y adquirir los aprendizajes establecidos en cada nivel educativo”.
Tampoco puede haber calidad en la educación —dice— “sin que se considere a la eficacia y a la eficiencia como atributos básicos de las políticas educativas que intentan asegurar el derecho de todos a la educación”.
Al final, la educadora de Unesco, Rosa Blanco, consideró que el desafío —en mayor o menor medida— para los países de la región es cómo hacer que la calidad de la educación “deje de ser un enunciado y se convierta en una realidad”.
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