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sábado,
07 de
abril de
2007 |
No podían concebir hijos, pero ya esperan uno que se llamará Juan Ignacio
Valeria y Darío están tomados de la mano y sonríen. Ella se toca la panza de cinco meses de embarazo y se apresta a dar su testimonio porque no pueden más de felicidad. En Paraná les habían dado un diagnóstico casi de esterilidad y eso los derrumbaba porque deseaban un hijo más que nada en el mundo. Pero apenas se habían dispuesto a comenzar un tratamiento largo y complejo, decidieron venir hasta Natividad del Señor.
"Estaba en la fila, como todos los demás, el padre Ignacio me dio la bendición y sin que yo le explicara nada me dijo, «estás sana mamita, quedate tranquila»", relató la joven. Pero faltaba una sorpresa. Ignacio volvió sobre sus pasos y acotó: "Ya está".
Era noviembre de 2006 y ya llevaban un largo tiempo intentando tener un bebé que se anunció a los pocos días de ese hecho. "Lloré doscientos días, pero de alegría", dijo Valeria y adelantó que si es varón tiene nombre puesto, "se llamará Juan, por el apóstol; e Ignacio, por el sacerdote", comentó.
Para ambos, la fe es una cuestión ligada a la vida. "Nosotros somos muy unidos y rezamos juntos", explicó el matrimonio y aseguró que cuando se recibe una gracia hay que mantenerla con oración y esperanza. "No es magia, es una fuerza que nos une a Dios y que tratamos de mantener", aseguraron.
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