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martes,
20 de
marzo de
2007 |
Sin tacto
El teléfono sonó en la casa de Espina cuando los policías lo estaban asistiendo. Era la hija de la víctima, quien ignorando lo ocurrido, llamó a su papá para invitarlo a cenar al día siguiente y se impuso de la novedad de un modo dramático: "Acá hay un masculino herido. ¿Usted es familiar?", le preguntó el efectivo que la atendió.
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