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 domingo, 18 de marzo de 2007  
Lecturas: un testamento estético

Cuarenta años después de la publicación del ya clásico “Contra la interpretación”, la ensayista norteamericana Susan Sontag presenta en “Cuestión de énfasis” más de cuarenta textos escritos durante las dos últimas décadas que ilustran el rango y la profundidad de sus ideas.

   La obra permite seguir el pensamiento de Sontag (1933-2004) en distintas etapas de su vida intelectual y detectar a sus escritores predilectos, entre los que se cuentan Robert Walter, Witold Gombrowicz, Joseph Brodsky y Juan Rulfo. El libro aborda desde miradas sobre el cine, la fotografía y las artes escénicas hasta indagaciones sobre el arte de la lectura y el deber público del intelectual en la sociedad actual.

   La colección se divide en tres secciones. “Lecturas” recoge análisis de la obra de escritores como Roland Barthes, Elizabeth Hardwick, Robert Walser o W. G. Sebald, mientras que en “Miradas” comparte su pasión por el cine, la fotografía, la pintura y las artes escénicas y “Allí y aquí” da cuenta de su labor como activista y escritora, a la vez que refleja su compromiso con algunos de los asuntos estéticos y morales más significativos de finales del siglo XX.

   Las obras de Danilo Kis y de Gombrowicz, el prólogo a una traducción inglesa de “Pedro Páramo”, de Juan Rulfo, en el que destaca la importancia de esta novela en la literatura del XX o una afectuosa carta a Jorge Luis Borges diez años después de su muerte, completan esas “Lecturas” de la primera parte.

   “Dado que siempre situaron su literatura bajo el signo de la eternidad, no parece demasiado extraño dirigirle una carta”, comienza Sontag su misiva al autor de “Ficciones”. La epístola concluye con un elogio: “Su influencia decisiva continúa. La época en que ahora estamos entrando, este siglo XXI, pondrá a prueba al espíritu de maneras nuevas. Pero se lo aseguro, algunos no vamos a abandonar la Gran Biblioteca. Y usted seguirá siendo nuestro patrono y nuestro héroe”.

   “Miradas” repasa la historia del cine con motivo de su centenario y analiza la adaptaciones literarias, a propósito de Rainer Fassbinder y su versión de “Berlin Alexanderplatz”. A la vez hay una aproximación al teatro de marionetas bunraku o a los jardines como obra de arte y como lugar para la fantasía. La pintura de Hodgkin, la presentación de un espectáculo de danza, la importancia de los fluidos en las obras de Wagner, la fotografía de Robert Mapplethorpe y un texto sobre fotografía y feminismo completan esa segunda parte.

   En la parte menos homogénea, “Allí y aquí” es donde Sontag se muestra más personal: así, cuando habla sobre el papel del lector, sobre la escritura y la lectura, sobre su mundo novelístico o sobre el viaje como material literario. Una reflexión sobre el papel de los intelectuales en la política y en la sociedad, su conocido texto sobre el montaje de “Esperando a Godot” en la Sarajevo asediada de 1993 o la denuncia del genocidio y el abandono a su suerte de la población bosnia, conviven con un ensayo sobre la poesía de Brodsky y un agudo artículo sobre la traducción.

   Para algunos tal vez resulte más compacto su canónico “Contra la interpretación”, aunque vale destacar que la ensayista no ha perdido un ápice de aquella mítica radicalidad intelectual que sacudiera a la sociedad norteamericana de los 60: las formas son más suaves, pero el mensaje continúa siendo igualmente transgresor y rupturista. “Cuestión de énfasis” bien podría quedar como el testamento estético y moral de la brillante ensayista y escritora que fue Sontag.
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