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domingo,
18 de
marzo de
2007 |
Volver a la escuela
El espacio escolar debe ser un lugar donde todos crezcan, incluso los padres y docentes
Una mezcla de emociones surge frente al inicio de las clases. La tristeza por terminar el descanso y la recreación, y la expectativa del reencuentro con amigos o la posibilidad de conocer nuevos. Para los más pequeños, desde las organizaciones previas hasta los primeros días, todo es novedoso, sorprendente y despierta curiosidad. Probarse el delantal del año anterior y ver cómo se ha crecido. Buscar la cartuchera que se recibió de regalo para alguna ocasión. Comprobar que los zapatos tampoco entran. Sacar punta a los lápices y ponerles el nombre. Sentir el aroma de útiles nuevos.
Los adultos solemos centrarnos exclusivamente en los gastos de útiles y ropa para el colegio, no como una inversión. El dinero que gastamos en la educación de nuestros hijos es el mejor invertido. Apoyarlos en lo material, emocional o intelectual para su desarrollo integral siempre es redituable.
Deberíamos disfrutar de los preparativos de un inicio tan trascendente para la vida de los niños como es el de un ciclo lectivo, de la misma manera que lo hacemos con un viaje de placer.
Nuevos hábitos
Se trata de un momento oportuno para proponerse una alimentación adecuada, con variedad de comidas y horarios pautados, según aconsejan médicos y nutricionistas.
Una dieta sana y equilibrada favorece el aprendizaje. Un niño que por levantarse tarde va a la escuela sin desayunar no tendrá el mismo rendimiento que aquel que lo hace. En el caso de los que concurren a clase por la tarde tienden a desfasar los horarios, y a veces se levantan media hora antes del inicio del turno y comen un sándwich o una salchicha, parados mientras se los peina o viste.
Estas situaciones también marcan diferencias a la hora de los aprendizajes.
Nunca está de más hacer explícito sugerencias como no hablar cuando la maestra explica, prestar atención, no interrumpir sin sentido, esperar el turno para algún comentario, ser prolijos, respetuosos, responsables y buenos compañeros.
Los padres deberían conferir autoridad a los maestros. Si se tuviere algún problema, padres y docentes deberían buscar la mejor opción para ofrecer al niño una educación que responda a sus necesidades y que le permita superarse.
El espacio escolar debe ser un lugar en donde todos crezcan, incluso los adultos.
Y para los más grandes en los que el juego está en decir no a todo, incluida especialmente la escuela porque es parte de la rebeldía de la adolescencia, una buena salida es centrarse en lo que ellos más valoran: las amistades. También mostrarles las competencias mínimas que trasmite la escuela, y que está en ellos aprovecharlas o desperdiciarlas.
Si su actitud de rebeldía es extrema, aprovecharla para motivarlos a cambiar esa realidad por una mejor. Todo inicio es una oportunidad para renovarse, superarse y disfrutar del crecimiento.
Alicia Caporale
Licenciada en educación
[email protected]
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