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 sábado, 17 de febrero de 2007  
Reflexiones - Etimología de la vida cotidiana
Cicatrices del cuerpo y el alma
"La Filosofía es el único remedio que cabe aplicar sobre las heridas que por todas partes nos alcanzan". (Voltaire)

Samuel Wolpin

Del germánico mark, señal, límite, frontera, derivó la marca, una señal que limita algo; el marqués, que es el encargado de cuidar la marca; el marco, un peso, una medida y el borde de un cuadro. Se supone que marchar es ir de una marca a otra y, en latín, marcus es martillo, la herramienta necesaria para poner marcas. A su vez, martillo originaria la idea de marchitar.

Sigue siendo una incógnita el destino de las tribus perdidas de Israel, pero una de ellas, la de Daniel, parece haber dejado marcas por donde pasó, en su camino hacia el oeste: la ciudad de Dantzig, el río Danubio y el país Denmark, Dinamarca.

El latín talea, seccionar la rama de una planta, posee, entre otros derivados los siguientes: los latinos astella, astilla, y astellarium, astillero; el francés atelier, taller; los castellanos tallar, tajamar y tajo.

Cicatriz, en latín; cicatriz, en español, es también la descortezadura de un árbol.

Estos últimos vocablos analizados implican el concepto de cortar, dividir.

Los términos marca, cicatriz y tajo se convierten en sinónimos de señal. Y cuando recordamos amores perdidos, aparecen las señales que ellos dejaron en nuestro cuerpo. O las que nosotros dejamos en el cuerpo ajeno.

Para ilustrar lo dicho, recurrimos a Carlos Gardel, evocando dos tangos interpretados el por zorzal criollo. En "Cicatrices", de Maroni y Avilés (no Lucho, claro), el protagonista se describe así: "En la cara/ también luzco con orgullo/ un recuerdo, que es muy tuyo/ y que llevo por mi mal./ Un recuerdo/ que me hicieron en tu nombre,/ cuando jugué como hombre/ con la vida de rival".

En cambio, en "Contramarca", de Brancatti y Rossi, la señal la lleva ella: "Y esa flor que mi cuchillo/ te marcó bien merecida,/ la yevarás luciendo en el carriyo/ pa" que nunca en la vida olvides tu traición".

Pero no todas las señales se refieren exclusivamente a cuestiones físicas; además, están las marcas mentales, las cicatrices anímicas, los tajos que llevamos en el alma. Sin embargo, como esos signos no se perciben a simple vista, los disimulamos bastante mejor, a pesar de que tardan mucho, muchísimo más en cerrar. Mientras no se invente algún hilo filosófico con el cual suturar esas heridas.

Hasta la semana que viene, y ...¡que sigan los éxitos!
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