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 lunes, 15 de enero de 2007  
Mil personas quedaron varadas en las islas por el viento
n n Las ráfagas del sur que llegaron el sábado a 67 km/h hicieron zozobrar a unas 50 canoas

El viento sur que sopló el sábado a la tarde a 67 kilómetros por hora alcanzó el rango de temporal y produjo situaciones conflictivas en el río, aunque afortunadamente no causó víctimas. Según datos de Prefectura Naval Rosario, 50 embarcaciones -entre kayaks, piraguas y canoas- se dieron vuelta por el oleaje y sus tripulantes debieron ser rescatados. Y en los paradores de las islas también hubo escenas de descontrol cuando quienes decidieron volver se encontraron con que las lanchas habían suspendido temporariamente los cruces y luego no transportaron al máximo de su capacidad para evitar accidentes. Esa decisión produjo demoras en el retorno a la ciudad de más de mil pasajeros. Cuando finalmente terminaron de desembarcar, a las 23.30, un grupo de personas atacó con piedras y botellas la boletería de la Estación Fluvial, destruyendo vidrios y cajas registradoras.

El viento se levantó pasadas las 15.30 y alcanzó su máxima velocidad entre las 16 y las 17, cuando llegó a 67 kilómetros por hora y rango de "temporal", según definió ayer el difusor de turno del Servicio Meteorológico Nacional.


Paraná picado
El viento tuvo inmediato efecto sobre el río que se picó y generó un fuerte oleaje Yo salí del muelle de la Fluvial alrededor de las 15 cuando había como dos cuadras de cola pero esa fue la última lancha que cruzó tanto de ida como de vuelta hasta las 17.30 contó ayer Didié un joven de 25 años que prefirió no revelar su nombre real

Según su relato, el problema comenzó cuando, al ver que se había levantado viento, unas 500 personas decidieron regresar de la isla, pero la lancha ya no volvió a zarpar hasta dos horas más tarde. Cuando finalmente lo hizo, tras la espera, se produjeron escenas de nervios y violencia, incluso hacia los tripulantes. Hubo gente que "se coló" en la lancha, por lo que el cruce se hizo abarrotado y con pasajeros "hasta en la cocina" de la embarcación, que navegaba "de forma inestable".

Esa situación se repitió hasta entrada la noche. Según Prefectura, sólo hubo demoras provocadas por la propia inclemencia del viento, por lo que las lanchas terminaron de cruzar a las más de mil personas visitantes de las islas alrededor de las 23.30.


Por seguridad
La gente protesta siempre pero yo prefiero que mil personas se quejen antes que exponerlas a situaciones de inseguridad como habría pasado si hubiéramos navegado con ese viento se defendió ayer el lanchero Juan Carlos Pederzini Según sus datos las dos lanchas con capacidad para 100 pasajeros de la zona norte apenas si resintieron su puntualidad

En cambio, las dos que parten al Banquito desde La Fluvial -una para 250 pasajeros y otra para 100- sufrieron más demoras "porque allí siempre hay más gente y es más extenso el recorrido". Por ende, los traslados de pasajeros se prolongaron por más de tres horas de lo habitual.

La amansadora en los paradores isleños, con una temperatura que ya había bajado varios grados, no predispuso del mejor modo a los pasajeros, que en su mayoría llegaron muy enojados. En ese clima, en uno de los últimos desembarcos un grupo de "cuatro o cinco" personas decidió tomarse venganza. Y armadas de piedras y botellas, destrozaron vidrios y cajas registradoras de la boletería de La Fluvial, y le tiraron arena y basura. Otros, en cambio, asentaron sus quejas.

Efectivos de la Prefectura fueron advertidos de la situación pero al llegar los agresores ya había desaparecido.


Al rescate
El viento que complicó el tránsito de las lanchas públicas también afectó a las embarcaciones privadas a remo al punto de que no menos de 50 de ellas zozobraron y sus tripulantes debieron ser rescatados por Prefectura

Según detalló el subprefecto Pablo Tanganelli, las embarcaciones que se dieron vuelta fueron kayaks, piraguas y canoas. "Afortunadamente no hubo víctimas porque la mayoría tenía elementos de seguridad", dijo el oficial, para agregar que sólo cuatro navegantes rescatados carecían de chalecos salvavidas.
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El Paraná se picó de repente y sorprendió a los navegantes.

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