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lunes,
15 de
enero de
2007 |
La moneda por
el caramelo
Ellos eran tres. Jugaban con una sonrisa cuyo brillo competía con el de sus miradas. Eran felices. Sin embargo, la luz del semáforo cambió de color y los autos se detuvieron. La señal estaba dada. Dejaron de jugar y corrieron a pedir una moneda. No podemos seguir permitiendo que los chicos continúen siendo explotados. Un chico que pasa el día trabajando no tiene tiempo ni energía para jugar ni para estudiar. Ellos son el futuro, son el mañana de nuestro país. Dando una moneda alimentamos el trabajo infantil, cambiemos el hábito de la moneda por el del caramelo.
Sebastián Isla, DNI 32.908.242
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