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 domingo, 03 de diciembre de 2006  
Start up
Logística para frenar el huracán

Eduardo Remolins

El martes a la mañana el hotel anunció que el agua estaba subiendo en el canal y que los huéspedes debían usar unos brazaletes que los identificaban. Habían comenzado los saqueos y se escuchaban algunos tiroteos. A partir de ese momento sólo se serviría una comida al día y los empleados avisaron que el generador de emergencia sólo tenía combustible para una hora más. A los que tenían auto les recomendaron que abandonaran la ciudad lo antes posible, aprovechando que las rutas hacia el oeste parecían estar abiertas todavía.

Diana Jackson sufrió todavía unas cuantas horas más hasta que pudo abandonar Nueva Orleáns el 30 de agosto de 2005, días después de que el huracán Katrina se ensañara con la ciudad. Los equipos de rescate tardaban en llegar y el procedimiento de evacuación mostraba más de una grieta.

Mientras el gobierno federal comenzaba a enfrentar la pesadilla logística de rescatar a una ciudad a través de puentes rotos y rutas inundadas, aeropuertos cerrados Wall Mart daba al mundo un ejemplo de inteligencia y preparación que no se iba a olvidar fácilmente.

Cuando Katrina era apenas una depresión tropical en el Atlántico, la empresa concentró el tiempo que tenía en prepararse para el desastre eligiendo rutas alternativas de transporte y depósitos de emergencia, usando un software desarrollado en la empresa.

El huracán puso en evidencia que la enorme fortaleza de su cadena de abastecimiento está en su flexibilidad, inclusive una vez que la mercadería está en tránsito. En efecto, cada camión está equipado con computadoras conectadas en red, que les brindaron información y permitieron redireccionar la carga hacia cualquier destino. Como resultado, la cadena de supermercados superó mucho mejor la emergencia que el propio Tío Sam. La moraleja es la importancia de usar mejor una red de transporte limitada y que puede colapsar en varios puntos, aunque no sea necesariamente por una tormenta.

El Departamento de Transporte de los Estados Unidos estima que la red de ese país mueve 15.000 millones de toneladas por año. Para 2025 la cifra llegará a 22.000 millones. El problema es que los tiempos para mejorar la infraestructura de transporte son más lentos que la velocidad a la que crece la carga. ¿Peligro a la vista? Así parece. Los transportistas y el gobierno están volviendo rápidamente sus ojos hacia lo que llaman "capacidad oculta" en las redes de transporte, es decir, las formas de usarlas que aumentan la cantidad de mercadería que se puede transportar.

La globalización hace que bienes y personas se muevan cada vez en mayores cantidades. Aunque haya autopistas y buques más grandes, será aún necesario usarlos del modo más eficiente.


El desafío argentino
En Argentina, por ejemplo, mover una producción agropecuaria que se estima que supere para el 2010 los 100 millones de toneladas, cuyo procesamiento y exportación se concentra en una franja portuaria de no más de 100 kilómetros, no es igual a enfrentar un huracán, pero es un desafío enorme. La tecnología y el software logístico parecen ser herramientas que nos pueden ayudar a superarlo. El que desarrolle un producto útil tendrá un gran negocio.

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