|
domingo,
12 de
noviembre de
2006 |
Bahamas
Paraíso de aguas turquesas
Un refugio tropical de islas, cayos y arrecifes donde conviven la naturaleza en estado puro y el mar calmo con servicios de primer nivel
Amor a primera vista. Eso es lo que sienten los turistas ni bien ponen un pie en las Bahamas. La primera impresión, que les roba el corazón, es fuerte, tanto que se les queda grabada por siempre: el contraste de colores del mar, el azul turquesa de las aguas mansas que acarician las playas de arenas blancas y, sobre todo, la profundidad cristalina del mar, que es tan claro, tan puro, que hipnotiza a los viajeros que llegan hasta sus costas de ensueño.
Bahamas, un archipiélago que suma más de 700 islas, 2.500 cayos y arrecifes bañados desde el oriente por el océano Atlántico, es un paraíso tropical, donde las maravillas de la naturaleza conviven en perfecta armonía con el colorido de los caseríos y de la vestimenta de sus habitantes que, nacidos y criados bajo el signo del Trópico, sorprenden por su vivacidad y simpleza, pero más por la alegría con que disfrutan la vida al aire libre.
Sin embargo, el mayor atractivo de Bahamas es su equilibrio entre paisaje y servicios, capaz de satisfacer los caprichos de los visitantes más exigentes. En el amplio arco que va desde la costa de Florida hasta el norte del Canal del Viento, que separa a Cuba de La Española, existen lujosos complejos hoteleros y una red de comunicación aérea, con cuatro aeropuertos internacionales y 27 empresas especializadas en turismo marítimo.
De este modo, los turistas que arriban a las islas, ya sea en avión o en crucero, pueden disfrutar el placer de saber que están en un lugar exclusivo, a donde unos pocos elegidos tienen la fortuna de llegar, sin sentirse aislados. Y lo mejor, que no corren riesgos de ser alcanzados por los avatares de la vida cotidiana. Un destino ideal para aquellos que quieren pasar unos días de descanso sin sobresaltos y con el rumor del mar como telón de fondo.
El gran aliado de los visitantes de Bahamas es el clima templado que goza la región a lo largo de todo el año y que invita a sumergirse en las aguas cristalinas, ya sea para refrescarse, practicar deportes náuticos o, la perla de las islas, bucear entre peces de colores en los arrecifes coralinos. El sol generoso, las aguas mansas y la arena impalpable de las playas son una tentación irresistible para los que buscan pasar unas vacaciones inolvidables en el mar.
Pero eso no es todo. Bahamas atesora un pasado rico en historias, que alimentó la literatura de aventuras. En una de sus islas, San Salvador, tocó tierra Cristóbal Colón en 1942, en su primer viaje a América. Más tarde, sus parajes desolados sirvieron de refugio a los piratas ingleses que atacaban los galeones españoles y que, según cuenta la leyenda, enterraron valiosos tesoros que aún hoy alimentan sueños de fortuna y gloria.
La capital de Bahamas, Nassau, se encuentra en New Providence, una de las islas más grandes y el principal centro económico del archipiélago. Ahí están los bancos y las exclusivas casas de moda, que entusiasman a los turistas que desembarcan para hacer compras. Casas bajas de madera, con porche, columnas y escalinatas y pintadas con colores pastel hacen que el poblado conserve una encantadora reminiscencia de la colonización inglesa.
Toque inglés en el Caribe
La arquitectura, el inglés que hablan los nativos tanto como los numerosos extranjeros afincados en las islas y la circulación de los vehículos, que avanzan por la izquierda, recuerda que Bahamas pertenece al Commonwealth británico. Sin embargo, las costumbres son típicamente tropicales. La comida, basada en frutas y pescados, los dulces de coco y piña y las artesanías de paja, revelan que, más allá del esfuerzo colonizador, se está en el Caribe.
En el Junkanoo, un festival que se realiza durante los meses de verano, la profunda raíz cultural que aferra a los isleños al paisaje y a la historia. Máscaras, música y bailes le dan colorido a una procesión que anima, con el entusiasmo de los nativos, las calles de la capital. El contraste entre el festejo popular que rodea a la zona de Fish Fray y las modernas tiendas de Bay Street, la calle más antigua de la ciudad, seduce a los turistas.
En Nassau, donde una caminata por las callejas de la ciudad descubre tesoros inesperados, se pueden comprar desde copitas decoradas al estilo caribeño hasta perfumes, licores y esmeraldas. También, los habanos que los turistas fuman en la terraza de alguno de los bares del lugar, mientras apuran un trago de ron. Un paseo imperdible: el tour para visitar las iglesias, las residencias y las estatuas que están distribuidas por todo el lugar.
A media hora de vuelo de la capital, se encuentra la isla Gran Bahama, un paraíso para los amantes del turismo de aventura. Ahí se encuentran las Cuevas de Ben, un conjunto de cavernas que se comunican entre sí y con el mar, que fueron descubiertas en los años 60 y que, desde entonces, fascinan y estremecen a los turistas. Una curiosidad: en sus cercanías Johnny Depp fue el bucanero Jack Sparrow para la película "Piratas del Caribe II".
Las familias se enamoran del Unesxo, un parque temático en el que los turistas pueden vivir la mágica experiencia de nadar con delfines. En enormes piletas de agua cristalina, con el agua a la cintura se pueden acariciar los delfines, acariciarlos y hasta darles un beso. Hay también un lugar especial donde, si se tiene la edad y el coraje que demandan los grandes desafíos, se los puede tomar de la cola y dejar que los lleven a dar un paseo.
Por su cercanía con Estados Unidos, Bahamas se convirtió en uno de los destinos preferidos de los miembros del jet set. Tanto es así que muchas estrellas de Hollywood compraron islas, donde poseen sus lujosas residencias de veraneo. Su elección no es antojadiza, y no es distinta a la de los turistas que eligen viajar a las islas: Bahamas es un paraíso de aguas turquesas y tranquilidad. Lo que todo el mundo busca para las vacaciones.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
|