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domingo,
12 de
noviembre de
2006 |
Disfrutar del sol con conciencia
En el marco de la campaña nacional de prevención del cáncer de piel que organiza la Sociedad Argentina de Dermatología del 13 al 17 de noviembre, la entidad recuerda las normas básicas para protegerse del sol y prevenir el cáncer de piel:
Buscar la sombra, sea de una sombrilla, árbol o techo.
Usar gorro, sombrero, anteojos de sol, y si la piel es muy clara, una remera de manga larga.
Aplicar en toda la piel un protector solar con factor 15 como mínimo, 20 minutos antes de la exposición. Reiterar la aplicación cada dos horas y después de cada baño. La piel es un órgano, no alcanza con proteger sólo una parte.
Consulte a su dermatólogo para que le indique qué tipo de protector es el indicado para su piel, y antes de utilizarlo constate la fecha de vencimiento.
A partir de los seis meses de edad, es aconsejable la utilización de protectores solares en niños. Sin embargo, sólo después del primer año pueden Evitar el sol entre las 10 y las 16.
Controlar siempre el tiempo de exposición.
Recordar que las nubes dejan pasar el sol. La arena, el agua y la nieve potencian la acción de los rayos solares.
Tener en cuenta que ciertos medicamentos producen erupciones y quemaduras con la exposición al sol.
El bronceado es un mecanismo de defensa, el daño ya ocurrió, no se aplique protectores de menor factor cuando ya tiene color, la piel sigue dañándose.
Para consultas, la Sociedad Argentina de Dermatología pone a disposición de la comunidad la línea gratuita 0800-9990723 y la página web www.sad.org.ar
Exposición moderada
Una exposición moderada al sol proporciona bienestar y vitalidad. El sol estimula las funciones vitales del cuerpo, activa los procesos metabólicos y favorece la síntesis de la vitamina D, esencial en la formación ósea. Pero una radiación solar demasiado intensa, puede provocar insolaciones o alteraciones cutáneas. La piel es capaz de protegerse de la radiación solar a través de los siguientes mecanismos:
u Bronceado: generación de melanina (pigmento natural) que frena los rayos UVB y actúa contra los radicales libres, responsables de la oxidación celular y el envejecimiento prematuro de la piel.
u Engrosamiento de la capa córnea (exterior) para reflejar la luz y filtrar los rayos ultravioletas.
u Auto-regeneración: el sistema inmunitario repara los daños causados al ADN por el sol, pero si esto sucede con mucha frecuencia, la información genética dañada no se transmitirá en la renovación celular.
Normalmente estos procesos tardan entre 2 y 3 semanas de exposición al sol para hacer efecto. Por ello, no proteger la piel por otros medios antes de esas dos semanas, o forzarla con una intensa y repetida radiación, puede producir daños irreversibles, desde arrugas hasta cáncer.
¿Por qué los niños requieren más protección y menos filtros químicos? Los niños requieren más protección solar porque su piel es más delgada y el riesgo de contraer melanomas está relacionado con el número de quemaduras solares sufridas, en especial, antes de los 15 años. La piel de ellos es mucho más absorbente y su hígado tiene menos capacidad depuradora, haciéndolos más vulnerables a los filtros UV de origen sintético.
En Suecia, la revista "Parents & Children" publicó un artículo donde afirma que estos filtros no deberían ser aplicados en los niños, ya que un estudio realizado en el hospital universitario de Linköping, revela que estas sustancias se absorben hasta el torrente sanguíneo y pasan al hígado, permaneciendo en el organismo hasta dos días después de la utilización del producto. No están indicados para uso interno y actualmente se investiga hasta qué grado pueden ser tóxicos.
¿Cómo protegerse?
Algunos consejos para proteger la piel de los adultos:
Los productos con filtros químicos deben ser aplicados 20 minutos antes de la exposición al sol.
Los productos con filtros de base mineral actúan desde el momento de la aplicación. Pero deben ser aplicados con anterioridad para evitar la exposición sin protección.
El factor indicado en el envase actúa en función del fototipo de piel y no de una medida absoluta. También influye la latitud geográfica y la época del año.
Conocer el fototipo de piel y seguir las precauciones recomendadas para esa clasificación.
Utilizar un producto de protección solar siempre que se tome sol.
Aplicar la crema sin escatimar, para proveer la protección que indica el factor en el envase.
No olvidar las áreas sensibles, como nariz, orejas, cuello y rodillas.
Repetir la aplicación después de cada baño, y elegir productos resistentes al agua.
Después de tomar sol, aplicarse un producto hidratante, calmante y regenerador.
La protección solar más adecuada para niños entre 1 y 3 años es la que proporciona la ropa, sobre todo el gorro y la camiseta; vigilar que las exposiciones directas sean cortas; seleccionar cremas con filtros minerales, ya que no se absorben como los químicos, y dar preferencia a productos sin perfumes ni conservantes sintéticos (pueden causar alergias).
Cómo funcionan los filtros
Las sustancias utilizadas como filtros en los productos solares, para reducir la penetración de los rayos ultravioleta en la piel, pueden clasificarse en dos grupos. Aunque existen filtros mixtos, los básicos son los siguientes:
Los filtros químicos: absorben la radiación solar y cambian su estructura molecular para evitar el daño en la piel. Protegen contra los rayos UVA o bien contra los UVB y normalmente están elaborados con compuestos de origen sintético-orgánico (de carbono). Estos actúan 20 minutos después de su aplicación, ya que funcionan por absorción.
Los productos solares tradicionales contienen filtros de este tipo, que comienzan a ser criticados, sobre todo en Suiza, Suecia, Noruega y Alemania. Los cambios en su estructura molecular pueden suponer alteraciones químicas que producen dermatitis. Además, estos filtros son cuestionados no sólo porque se absorben por la piel hasta los órganos internos y puedan causar alergias, sino también porque algunos estudios revelan un posible "efecto hormonal similar al del estrógeno" y apuntan a que también afectan las reservas ecológicas (residuos en mantos acuíferos).
Los filtros físicos o minerales: se adhieren a la piel creando una barrera que refleja la radiación solar, impidiendo que se absorba por la epidermis y la queme. Los filtros físicos están formados por partículas micronizadas de origen mineral. Los minerales son componentes naturales de la corteza terrestre. El dióxido de titanio pertenece a este grupo. A esta clase de filtros se les presta cada vez más atención, debido a que tienen una tolerancia dermatológica muy alta, no son tóxicos, no penetran a través de la piel y protegen contra los rayos UVA y UVB. Además tienen una gran capacidad de adherencia y una alta estabilidad en la piel frente a la luz del sol. Su efecto protector comienza inmediatamente después de la aplicación. Los ingredientes vegetales complementan la protección.
Para protegerse de la alta radiación solar, los fuertes vientos y los cambios climáticos a los que se ve sometida en los Alpes, la flor de edelweiss ha desarrollado sustancias que actúan también en la piel del ser humano. Entre ellas se encuentran el ácido tánico, de acción antioxidante, y los flavonoides, que protegen los vasos capilares impidiendo que se dilaten. Además, este extracto tiene propiedades astringentes y calmantes, que alivian las irritaciones causadas por el sol. Ayuda también a proteger las fibras de colágeno, que mantienen la firmeza natural de la piel. Más información: www.weleda.com.ar
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