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 domingo, 12 de noviembre de 2006  
Trabajo. La Central de Trabajadores Argentinos (CTA) renovó autoridades, en momentos en que el gobierno evalúa otorgarle la personería
Otro round en la pelea por el modelo sindical
Mientras en otros países coexisten distintas centrales obreras, en el país esa posibilidad es resistida por la CGT

Rodolfo Montes / La Capital

El sindicalismo argentino no goza de visibilidad favorable. Cualquier encuesta ubica a los "sindicalistas" -sin diferenciaciones- con bajísima apreciación entre los sectores independientes. Gordos, pesados, violentos, mafiosos, enriquecidos, reelegidos eternamente, son algunas de sus cualidades. El pasado 17 octubre, en la Quinta de San Vicente, bajo el amparo de ese sindicalismo, dos patotas montaron el gran show de la pelea, con televisión en vivo y para todo el país.

La patética exhibición de San Vicente habría llevado al gobierno nacional a analizar la posibilidad de otorgarle personería gremial a la Central de Trabajadores Argentinos, una organización con 15 años de historia, desprendida de la CGT y con pretensiones grandes: constituir un movimiento político, social y cultural "para recuperar la posibilidad de ser feliz", dijo Víctor De Gennaro a La Capital, en la sede central de CTA en Capital Federal.

La central, que acusa 1,2 millón de afiliados frente a 3,5 millones de la CGT, renovó la semana pasada sus autoridades por elección directa. Por primera vez desde fundación, la secretaría general no será ocupada por De Gennaro sino por el docente Hugo Yasky.

Desde la CTA se quejan porque son presentados ante la sociedad como una central amiga de los derechos humanos, de la iglesia progresista, o de opciones electorales de izquierda o centroizquierda, "pero no como una alternativa de organización sindical democrática, que es nuestra principal razón de existencia", explicó Fabio Basteiro, del gremio aeronáutico y secretario general electo el último miércoles por la CTA de Capital Federal.

Por el lado de la CGT, su representante legal y diputado nacional Héctor Recalde mantiene su convicción: no debe otorgarse la personería gremial a la CTA "porque no lo permite la ley 23.551 de Asociaciones Sindicales, sancionada en 1988", le dijo a La Capital.


Una señal del gobierno
"A mí me da lástima que con la CTA estemos en distintos caminos, la vocación de la CTA de representar a sectores sociales, desocupados, cuentapropistas, jubilados y otros, me parece muy loable, pero la ley no permite que tengan personería gremial", subrayó.

Que haya trascendido que el presidente Néstor Kirchner está analizando la posibilidad de otorgarle la personería a la CTA "es consecuencia de los episodios de San Vicente, fueron hechos lamentables y repudiables y se están investigando", aseguró Recalde.

Ante la evidencia de que en muchos países del mundo coexisten distintas centrales obreras (Francia y España entre otros), que es el principal argumento en el pedido de la CTA por la personería, Recalde señala: "En la Argentina hay una cultura de CGT única y debe mantenerse".

En la CTA se definen como "ni oficialistas ni opositores, con agenda propia, y sin bajar las banderas". Y verían con buenos ojos que el presidente finalmente les otorgue la personería gremial, que ya cuenta con un dictamen favorable desde hace más de años.

Creen que las formas de organización tradicional, por rama, oficio, con que se concibió el sindicalismo socialista y anarquista, a principios del siglo XIX, y luego peronista desde el 45, entró en crisis con la decadencia del trabajo asalariado.

Desde 1975 a la actualidad -en especial desde los 90-, la pregunta sobre qué es un trabajador ya no tiene respuesta sencilla. Aquel obrero fabril de uniforme, turno y lugar de trabajo fijo, sueldo y recibo de sueldo, sindicato y beneficios adicionales ya no cuenta para el 60% de los trabajadores actuales. La estructura productiva cambió, y se deterioraron las condiciones.

Recalde, por su parte, acepta esa realidad: se agudizó la precarización. Pero cree que el núcleo de la relación "empleador-empleado es la misma, permanece sin cambios, también en la dictadura decían que cambió el aparato productivo para quitar derechos laborales", desafió.

De la masa total de trabajadores actuales, apenas un 30% puede elegir un representante gremial. Remiseros, cartoneros, pequeños cuentapropistas y motoqueros, entre otros, están fuera de los modos organizativos gremiales tradicionales, pero ¿son trabajadores?.

En la Argentina existen unas 2.000 organizaciones gremiales simplemente inscriptas -como la CTA-, sin personería. Y no todas tributan a la CTA.

"Un repositor externo de un supermercado que se empieza a organizar gremialmente, va inmediatamente a la calle, lo echan. No tiene fuero sindical, entonces los compañeros no se afilian porque los terminan rajando", explicó el dirigente de la CTA.


El unicato
La CTA no está habilitada para realizar descuentos por recibos de haberes a sus afiliados directos. Sólo reciben un aporte voluntario simbólico de un peso por mes, o un peso por año, en el caso de los desocupados.

La ley de asociaciones sindicales colisiona con el modo organizativo de la CTA, y puntualmente, con la posibilidad de que coexistan dos o más centrales de trabajadores.

"Esto fue entendible en determinada etapa del país, pero hoy resulta anacrónico, en el primer mundo, todos los países tienen varias centrales sindicales", se plantan desde la CTA.

"Nuestra ley es un mamarracho, porque depende dónde sea, se aplica una ley distinta, en la Capital Federal hay 16 sindicatos docentes, en provincia de Buenos Aires hay más de 6 sindicatos docentes, y lo mismo ocurre con judiciales y otros sindicatos, el tema pasa por los grandes sindicatos de la actividad privada, ahí reina el unicato", planteó Basteiro.

Pero el unicato en los grandes sindicatos privados no se toca. ¿Por qué? "Por el lado de los líderes gremiales tradicionales, les interesa mantener la fuerza de lapicera en la firma de los convenios colectivos, por el lado de los empresarios, prefieren mantener negociaciones con quienes tienen una larga trayectoria de negociación y contienen los conflictos, y también el gobierno nacional, que sostiene los unicatos en línea con el deseo de ambas partes", denuncian desde la conducción de la CTA.

Además, se mantienen estatutos -en los sindicatos- que son verdaderos laberintos imposibles de recorrer con éxito, salvo para quienes ocupan desde siempre los sillones sindicales del poder.

"En la Argentina es más fácil calificar para presentarse como candidato a presidente que como candidato a secretario general de un sindicato", dijo Fabio Basteiro. "Sencillamente es imposible, legalmente no entrás", agregó.
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De Gennaro repasó la historia y el futuro de la CTA después de las elecciones.

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