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domingo,
12 de
noviembre de
2006 |
El negocio de la salud
El pasado viernes 3 de noviembre tuve que recurrir a la urgencia del Sanatorio de Niños. Es que mi hijo, de cinco años, se cortó el mentón. Lo atendió el cirujano, lo suturó y cuando pasamos para que nos den los papeles para autorizar en la obra social, la chica que estaba en tareas administrativas nos trató de muy mal modo porque no teníamos $50 para dejar en depósito. Mi esposo y yo nos sentimos muy mal en ese momento. ¿Por qué te tienen que tratar así? Paradójicamente los médicos se quejan de que la gente cada vez consulta menos y se automedican más. Siento un profundo dolor al darme cuenta que la salud está alrededor de un gran negocio, y lamento que las autoridades de los sanatorios no capaciten a sus empleados en venta. Sí, en ventas, porque ya que somos utilizados como mercancía, por lo menos que tengan la delicadeza de tratarnos bien. La sociedad está enferma, predicaba Nietzsche hace algo más de un siglo, y su enfermedad es el nihilismo. A nadie le importa nada de nadie. Pero tengo la esperanza de que algo pueda cambiar.
Romina Andrea, DNI 31.631.184
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