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 miércoles, 08 de noviembre de 2006  
Un invento rosarino que detecta el mal de Chagas en poco tiempo

Florencia O'Keeffe / La Capital

Durante cinco años, la investigadora rosarina Claudia Lagier trabajó a sol y a sombra con el objetivo de obtener un dispositivo que reconozca los anticuerpos del Trypanosoma cruzi, el parásito responsable del Chagas, y detectar la enfermedad en minutos en seres humanos, a partir de una muestra de sangre. Y lo logró. Junto a otras profesionales de la ciudad, obtuvo un biosensor chagásico que se alzó con dos premios del concurso Innovar 2006, organizado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación (ver aparte).

El dispositivo tiene la capacidad de detectar el Chagas más rápidamente que los métodos que se utilizan en laboratorio y con mayor precisión. Además, puede utilizarse con un instrumento portátil, lo que permite trasladarlo con facilidad a zonas aisladas para realizar las pruebas in situ.

El hallazgo resulta prometedor, teniendo en cuenta que en las áreas más empobrecidas del país, especialmente en el norte, la enfermedad continúa siendo la principal endemia sanitaria. Se calcula que en la Argentina hay más de 2 millones de personas afectadas por Chagas.

Lagier, investigadora del Conicet, de la Universidad Nacional de Rosario y docente de la cátedra de Química Analítica de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, explica que el sensor tiene ventajas respecto de otras tecnologías porque "pueden armarse electrodos descartables de muy pequeña superficie para ser utilizados con instrumentos portátiles que caben en la palma de una mano y no necesitan de electricidad ya que funcionan a batería".

La científica y su equipo (que no se encargan de fabricar el aparato portátil donde se incorpora el sensor), apelan a las autoridades de Salud de la Nación para que la innovación se convierta en un elemento concreto y real de uso sanitario. "Nosotros dedicamos tiempo y esfuerzo a este trabajo pero fue sostenido económicamente por el Estado, por eso, consideramos la importancia de devolver parte de esto a la gente que con sus impuestos paga nuestros sueldos", destaca Lagier, quien agrega: "No nos gustaría que quede como un mero esfuerzo profesional, eventualmente dedicado al lucro de instituciones privadas; este dispositivo puede utilizarse concretamente en acciones sanitarias".

Recientemente, el Conicet emitió un comunicado en el que destaca que en algunos lugares de la Argentina, la situación en relación al Chagas retrocedió al escenario que existía a mediados de la década del •60. En áreas rurales se encuentran más del 60 por ciento de las viviendas infestadas. En zonas rurales del sur de La Rioja, Santiago del Estero, Chaco y Formosa se registra más del 50 por ciento de viviendas con vinchucas en altas densidades. La causa del retroceso es la falta de políticas sanitarias sobre el tema y al hecho de que se dejó de fumigar -para eliminar a la vinchuca- por falta de presupuesto.

La certeza del diagnóstico pone en aviso a la persona afectada, que no suele tener síntomas hasta avanzada la enfermedad, para que pueda acceder a los controles médicos correspondientes para evitar problemas severos, sobre todo cardíacos. Además, Lagier sostiene que si se pudieran realizar detecciones masivas "estaríamos en condiciones de saber cuáles son las zonas más afectadas y dirigir las fumigaciones hacia esos lugares".


Otras ventajas
El sensor tiene la habilidad de detectar en sangre las moléculas de defensa que produce toda persona infectada por el Trypanosoma cruzi con bajas probabilidades de error. "Estas moléculas se denominan anticuerpos y tienen la particularidad de reaccionar en forma específica o adherirse fuertemente a las proteínas del parásito. Algunos métodos que se aplican actualmente pueden ofrecer un diagnóstico equivocado porque hay otras enfermedades que son provocadas por parásitos similares al Trypanosoma cruzi", explica la científica.

La certeza del diagnóstico no es la única ventaja comparativa. El diseño permite que los "bioelectrodos" puedan ser utilizados para realizar determinaciones consecutivas en forma automática. El biosensor puede ser reutilizable y potencialmente apto para la automatización. Esta posibilidad disminuye los costos y permite su uso en instituciones que hacen alto número de pruebas como hospitales o bancos de sangre.

El desarrollo del sensor fue posible gracias al esfuerzo conjunto del equipo rosarino y de profesionales de la Universidad Nacional del Litoral, el doctor Iván Marcipar -investigador responsable- y la licenciada Cecilia Camussone, quienes realizaron los trabajos de biología molecular. El equipo de profesionales intervinientes se integra con Claudia Lagier, a cargo del proyecto; María Elida Ribone, investigadora colaboradora; María Soledad Belluzo, becaria doctoral.


Programa nacional
En tanto, se conoció que ya está en marcha un programa de control de la enfermedad de Chagas, motorizado por APE (Administración de Programas Especiales, una entidad que depende del Ministerio de Salud) que tiene como objetivo que todos los afiliados del país cuenten con diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, en forma gratuita.

La APE otorgará el apoyo financiero a las obras sociales que adhieran al programa. A partir de un estudio, se ingresará al programa a quienes estén infectados, con el objetivo de realizar un seguimiento. Contempla tanto las zonas urbanas como rurales.
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Claudia Lagier, en el laboratorio de la Facultad de Bioquímica.

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