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miércoles,
25 de
octubre de
2006 |
Choferes: piensen en el prójimo
El servicio de la línea 123, un largo camino a casa... Miércoles, 11 de octubre, Dorrego y 9 de Julio, 19.30, el colectivo no se detuvo. Pensé que no había parada allí, así que me dirigí a la siguiente. Dorrego y Zeballos, 19.50, pasó el interno 50 de la línea 123, y ahí quedé tipo holograma con mi brazo extendido, una mirada casi de reojo del chofer, quien se detuvo unos 15 metros más adelante para que descendiera una pasajera. Corrida de por medio no tuve la rapidez suficiente, porque él aceleró y allí quedé. ¿No me vio con los brazos extendidos? No lo creo. Entiendo que a veces van apurados, las presiones, los horarios, pero los usuarios también somos personas y tenemos esos mismos problemas en nuestros ámbitos laborales. Después de 10 horas de trabajo y visita al médico, sinceramente quedé muy indignada, mucho calor, y muchas ganas de llegar a casa. Estaría bueno que empecemos a razonar como sociedad civilizada, que organicemos el servicio público y que pensemos en el prójimo.
Mónica Carina Luna
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