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 sábado, 30 de septiembre de 2006  
Agresivo asalto a una pareja y posterior tiroteo
Los atacaron al volver del banco. A él le echaron en los ojos gas pimienta. Su suegro se tiroteó con los ladrones

Una pareja fue asaltada el jueves a la tarde cuando llegaba a su casa de barrio Ludueña después de haber retirado dinero de una sucursal bancaria. Para cometer el atraco, los ladrones inmovilizaron al hombre rociándole los ojos con gas pimienta. Cuando los ladrones se retiraban, el suegro del dueño de casa salió a perseguirlos y se tiroteó con ellos. A pesar de la balacera, nadie resultó herido y los ladrones se esfumaron con 500 pesos.

El atraco, según narraron fuentes de la comisaría 12ª y de Jefatura, ocurrió pasadas las 15 del jueves. A esa hora, Oscar P., un cobrador de la mutual Ipam, de 39 años, llegaba en un Fiat Palio junto a su esposa, Graciela L., de 39 años, de la misma edad, a su domicilio, un departamento de pasillo ubicado en Tucumán al 5200. Un rato antes, el matrimonio había retirado 500 pesos de la sucursal del banco Bisel situada en Magallanes y Mendoza. El vocero consultado señaló que el dinero pertenecía a Ipam.

Oscar y Graciela no tuvieron tiempo de descender del auto porque resultaron emboscados por dos jóvenes armados. "Dame la plata", le gritó uno de los desconocidos al cobrador mientras, según el relato policial, le arrojaba gas pimienta a la cara. Con los ojos irritados, y la visión nublada, el hombre nada pudo hacer para evitar el atraco. En ese trance introdujo su mano en el bolsillo y le entregó al asaltante los 500 pesos que tenía.

Mientras esto ocurría, el suegro de Oscar, Héctor L., de 64 años, se asomó a la vereda y divisó a los ladrones cuando ya escapaban. Entonces, se introdujo en la vivienda y recogió un arma de bajo calibre. Regresó a la calle y abrió fuego cuando los ladrones estaban a unos 30 metros de la casa.

En ese momento se armó un incidente a tiro limpio en plena vereda, donde no había ningún vecino. Al menos tres balazos surcaron la calle, pero nadie resultó herido. En medio de los proyectiles, los ladrones alcanzaron a escapar por Camilo Aldao en dirección a un asentamiento precario ubicado sobre las vías.

Cuando Oscar recuperó la visión, denunció el atraco a un operador del Comando Radioeléctrico. Poco después, agentes de la comisaría 12ª llegaron al lugar y secuestraron dos vainas servidas de calibre 9 milímetros. Hasta anoche, la policía no había localizado a los autores del atraco.

En el mediodía de ayer, Graciela prefirió no contar detalles del atraco cuando un cronista de La Capital se acercó a su casa de Tucumán al 5200. "No puedo hablar porque estoy muy ocupada con mis hijos", se excusó escuetamente la mujer.
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