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domingo,
17 de
septiembre de
2006 |
Córdoba perdió el invicto
Mauricio Bártoli / La Capital
El resultado es exagerado en relación al trámite del partido, porque si bien el triunfo de los locales fue merecido, la diferencia no expresa fielmente las acciones del juego. Hecha esa aclaración, hay que decir que ayer Central Córdoba fue víctima de su propia ansiedad y así le abrió el camino a Brown de Adrogué, que luego de ponerse 2 a 1 le clavó dos puñaladas más sobre el final, dejando sin invicto al equipo charrúa tras tres victorias y tres empates.
El comienzo fue de los tricolores, quienes a partir de su mediocampo se adelantaron y ya a los 5' tuvieron una oportunidad que no desaprovecharon: Barbona le pegó fuerte en un tiro libre y pese al esfuerzo de Santilli que llegó a tocarla, la pelota terminó en la red.
El equipo de Santángelo necesitó otro cuarto de hora para afirmarse, pero ya promediando la etapa impuso su ritmo en base a una buena tarea del todoterreno Farré, las asociaciones de Bezombe y Paredes y los piques punzantes de Pierani. De una escapada suya vino la igualdad, cuando arremetió por una punta y se la entregó a Bezombe para que definiera.
De ahí hasta el final de la etapa, Córdoba impuso el ritmo, por cierto muy friccionado, y tuvo dos ocasiones. Ni César ni Paredes llegaron por centímetros a empujarla al filo del área chica.
Con el mismo afán ganador volvieron del descanso, con Bezombe como generador y un incansable Pierani que las peleaba todas. Pero a los 9' el relojito suizo Farré se frenó un segundo y desde el medio asistieron a Zagharian, que se coló entre los centrales y con un puntazo venció a Santilli.
Fue el primer avance de los de Raimundo en varios minutos y quizás por eso dolió más la estocada, tanto que los nervios coparon la escena. Bezombe se hizo amonestar dos veces seguidas (la última por insultar) y dejó a su equipo en desventaja, a 33' del final.
Sin embargo, el barco no se hundió por el amor propio de varios, entre los que se destacaron Pierani y Farré. Buscando recuperar el invicto, Santángelo reemplazó a César por Bochietti y casi lo logra, porque un bombazo desde la medialuna del recién ingresado pegó en el travesaño y picó muy cerca de la línea, a tal punto que varios charrúas protestaron.
Todo lo demás se desvaneció entre intentos de Derevnín por frenar los ánimos caldeados y las tres tarjetas rojas, casualmente para los autores de los tres primeros goles. El negocio fue de Brown, que selló la ventaja con dos goles más, en ambos casos producto de la desesperación charrúa.
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