|
domingo,
17 de
septiembre de
2006 |
Testimonios de
amor a María
Sin contener la lágrimas, Estela es contundente con su recomendación. "Amar, amar y siempre amar a María", dice y apoya su fe con un relato conmovedor. La primera vez que peregrinó llegó con tacos altos y pollera de lana hasta la Virgen de San Nicolás. Luego del esfuerzo y cuando llegó a la basílica, solamente atinó a abrir los brazos y decir gracias. "Entonces vi un sol grande y sentí la voz de María que me dijo que al llegar a mi casa iba a llorar mucho. Fue así, mi nieto nació con problemas de convulsiones", explicó y dijo que en ese momento sintió que la Virgen la abrazó. Ayer, se puso en marcha una vez más para agradecer que el chico está bien, "como si nunca hubiera tenido nada".
Sonrientes, el grupo integrado por Juan, Rulo, Ignacio, Maira, Emely y Lailen, avanza a paso firme. Piensan pedir por sus familias y por algunas situaciones personales. Son jóvenes y para ellos la sensación de marchar con tanta gente "es hermosa", y aclaran que "acá no se viene a sufrir, el cansancio se regala, se ofrece a nuestra mamá, la Virgen María".
enviar nota por e-mail
|
|
|