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domingo,
17 de
septiembre de
2006 |
Fe en movimiento. Una caminata llena de oración, palmas y esperanza
Arrancó la peregrinación a San Nicolás
Los jóvenes formaron el grueso de la columna que llegará hoy a las 7 al santuario de la Virgen del Rosario
Silvia Carafa / La Capital
Convencidos de que la fe mueve montañas miles de personas peregrinaron ayer a San Nicolás. La imagen de la Virgen del Rosario presidió la procesión que arrancó en Arijón y Ayacucho para marchar por la ruta 21, durante 67 kilómetros hasta el santuario bonaerense. El arzobispo José Luis Mollaghan encabezó la caravana que, a las 15, ya estaba conformada por cientos de fieles que habían comenzado a caminar en las primeras horas de la mañana.
Bajo un sol primaveral, y con la música de Diego Torres cantando "Color esperanza", se escuchó la bienvenida a la 14º peregrinación a San Nicolás. La gente no escatimó emoción, hizo palmas, saludó con pañuelos, agitó gorritas y respondió a cada uno de los vivas que les iba encendiendo el espíritu. "Es una sensación que no se puede explicar, no tengo palabras, esto se siente, esto es fe", explicó Alejando, de 21 años, al empezar la tradicional caminata.
Fue el propio arzobispo de Rosario quien abrió la marcha explicando el sentido de peregrinar bajo el lema "María, en tu corazón de Madre, somos uno". Cuando la imagen de la Virgen sobre una carroza comenzó a moverse, a su alrededor se formó el corazón de la peregrinación con grupos compactos de personas que en pocos minutos imprimieron el ritmo a la caravana.
A los costados, formando un cordón, las personas que no podían peregrinar despidieron a los fieles con saludos y lágrimas. "Vine a dar gracias porque tuve cuatro cirugías después de un cáncer y la Virgen me ayudó. El año pasado vine a ver la peregrinación con un bastón, hoy vine por mis propios medios", dijo Leticia. Y dejó un mensaje: nunca abandonar la fe.
"¿A ver la juventud, dónde está?", preguntaba a viva voz el locutor de la marcha. Y los jóvenes estaban allí, formando el grueso de la peregrinación. Con sus mochilas, guitarras, pantalones y remeras coloridas, además de improvisados bastones, explicaron que caminaban movidos por la esperanza y para pedir por "un montón de cosas, por ejemplo, por la familia".
Ya en plena marcha, el padre Pablo dio una síntesis de lo que interpretaba como un sentimiento colectivo. "Acá vienen con mucha esperanza, y tienen razón, la esperanza es la pasión por lo posible". Y agregó que a medida que pasan los años, son cada vez más los jóvenes que participan.
"Ella cumplió y yo vengo a cumplir con ella", dijo un ex alcohólico en plena marcha y recomendó no perder la brújula de la fe porque "los tiempos son cortos". Más atrás, Ana y Alejandra empujaban el cochecito donde iba Kevin, de tres años. "Vinimos para agradecer porque mi hijo nació bien a pesar de que tenía un mal pronóstico", comentaron. "Trabajo, salud y paz", dijeron a coro un grupo que empezó a caminar con entusiasmo para sostener sus promesas.
Roberto de barrio Alvear viene todos los años desde que se accidentó y temió no poder volver a jugar el fútbol, del que vivía. "Esto me hace sentir más persona", dijo. Ariel, de 25 años, se sumó a la marcha para agradecer porque "está bien y tiene laburo" y agregó que caminar entre tantas personas que tienen fe es algo que se percibe. Juan José pasó los 40, es vendedor y viene para agradecer porque dos años atrás la Virgen le concedió muchas cosas: "Hoy le pido por mi madre que falleció hace una semana", explicó llorando.
Para Gladys la fe no tiene límites. Tiene 72 años y quedó postrada a los siete por un accidente. Hace 13 años que peregrina en una silla de ruedas que parece un triciclo. "Vengo porque le debo mucho a la Virgen, todo lo que le pido me lo da, ahora le voy a pedir por el mundo y para que los chicos no se droguen más", explicó, mientras mostraba risueña los enseres que llevaba a bordo de su silla para pasar la noche que tenía por delante.
Solos, de a dos, en grupos, con bebés en cochecitos, con provisiones cargadas o ligeras, rezando el rosario o animándose con los cánticos, los peregrinos iban lentamente cumpliendo anoche sus metas mientras miles de personas se sumaban a la marcha.
En el puente de Villa Gobernador Gálvez los esperaba la Banda Militar, en Pueblo Esther la primer parada, y en Arroyo Seco un recibimiento con cantos y fuegos artificiales. Después de ahí, la río humano se internó en la noche, ya con la fatiga a cuesta, buscando el sol del domingo, para poder sentir que habían cumplido su palabra.
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Fotos
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La procesión salió de Arijón y Ayacucho.
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