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 lunes, 11 de septiembre de 2006  
El perfil de un ganador nato

Claas Hening / DPA-Ovación

"Intransigente, obsesionado, perfeccionista", dicen de él sus compañeros de equipo y rivales, mientras sus allegados lo describen como "un hombre confiable, generoso, distendido". Pero lo único indiscutible es que con Michael Schumacher se marcha un ganador nato, el piloto más exitoso en la historia de la Fórmula 1.

"No soy una persona a la que le guste demostrar emociones, a excepción de ante aquellos que me conocen bien", dijo alguna vez el heptacampeón de la Fórmula 1 sobre sí mismo. "Me controlo lo mejor que puedo, lo cual quizás para mucha gente no refleja la correcta imagen de cómo soy".

Schumacher fue el piloto que por más tiempo le imprimió su sello a la Fórmula 1. "Hago lo que me divierte" subrayó siempre el piloto de 37 años. Jamás estuvo un piloto tanto en primer plano de la actualidad como el alemán de Ferrari. Y eso que Schumacher nunca fue el campeón mundial de los corazones, como lo fue el malogrado brasileño Ayrton Senna.

Su dominio absoluto, con siete títulos mundiales y con casi todos los importantes récords de la Fórmula 1, creó distancia. Las reservadas apariciones en público del multimillonario reforzaron en la opinión pública la impresión de que se trata de un "robot de carreras". Es desconfiado en el trato con los periodistas, debido en parte a numerosas negativas experiencias, y presupone una trampa en cada pregunta. Pese a todo el revuelo, su vida privada es tabú. Son escasas las historias familiares y las fotografías con los suyos.

Su superioridad y su desconsiderada manera de actuar en las pistas no le ganaron tampoco las simpatías de los demás pilotos. El es la "superestrella", lo describió el jefe de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone.

Junto a sus triunfos, Schumacher protagonizó también algunas sonadas polémicas. Como cuando intentó expulsar de la pista al canadiense Jacques Villeneuve en 1997 en Jerez cuando ambos se jugaban el título mundial, o este mismo año cuando estacionó su Ferrari en Mónaco para obstaculizar la vuelta rápida de Fernando Alonso.

En todas esas ocasiones el campéon fue atacado con crudeza, y jamás reconoció su culpabilidad. Pero Schumaher lucha también por sus colegas. Así por ejemplo, financia prácticamente solo la organización de pilotos GDPA y fue siempre un abanderado de la seguridad en los circuitos.

Pero su carta de presentación fueron siempre sus victorias, que lo convirtieron en uno de los deportistas mejor pagos del mundo con ingresos anuales estimados en 70 millones de dólares, codeándose durante años en las listas de los más ricos con Michael Jordan y Tiger Woods.

En su Kerten natal, su padre Rolf y su madre Elisabeth, fallecida en 2003, dirigían una pista de kart en la cual el pequeño Michael puso ya los cimientos de su carrera a los cuatro años. Pese a su talento, Schumacher no cesó nunca de trabajar en sí mismo. "No conozco a ningún piloto que esté en tan excelentes condiciones físicas y mentales como él", dijo el ex jefe de Ferrari y ahora presidente del grupo Fiat, Luca di Montezemolo, sobre su empleado más rápido.

Schumacher es ansioso por saber, exige mucho de sí mismo y de sus colegas. No olvida jamás el cumpleaños de sus mecánicos y subraya: "Yo no dicto nada. Nosotros buscamos las soluciones de mutuo acuerdo".

En privado y en el trabajo a Schumacher le gusta la armonía. La familia y los amigos son para él lo más importante. Desde 1996 reside en Vuffles-Le-Chateau, en Suiza, junto con su esposa Corinna y los hijos Gina Maria (9) y Mick (7). "Soy un padre normal. Juego con mis hijos y hago lo que a ellos les gusta".

Fuera de los circuitos, el piloto siempre prefirió un perfil bajo. Sus obras caritativas, en su calidad de embajador extraordinario de la Unesco o en fundaciones para enfermedades del cerebro y de la médula espinal discurren en general sin conocimiento de la opinión pública.

No quiso comentar, por ejemplo, cuando después de la catástrofe del tsunami en 2004 en el sureste asiático donó diez millones de dólares.

El nombre de Michael Schumacher será leyenda. No todos estarán de acuerdo en nombrarlo el mejor piloto de la historia. Pero nadie podrá dudar que con siete títulos mundiales, 90 victorias, 153 podios, 1.354 puntos, 68 pole positions y 73 vueltas rápidas, fue el más exitoso de todos los tiempos.
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