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domingo,
10 de
septiembre de
2006 |
[Lecturas]
Homenaje en clave de humor
<i>Novela. "El día feliz de Charlie Feiling", de Daniel Guebel y Sergio Bizzio. Beatriz Viterbo Editora, Rosario, 2006, 128 páginas, $24.
Mercedes Ezquiaga
Las historias que atraviesan tres jóvenes en un viaje realizado durante un día a un pueblito de la provincia de Buenos Aires son narradas en clave de humor en "El día feliz de Charlie Feiling", una novela-homenaje al escritor fallecido en 1997.
Con excepción de los diálogos, la mayoría de los elementos de la novela están inspirados en la realidad, como los nombres de los protagonistas, la amistad que los une, la excursión de un día a Ramallo, el viaje en auto, el asado, la visita al arroyo y la muerte próxima de uno de ellos, como se menciona en sus páginas.
"Es un libro concebido como recuerdo y despedida de un día que viajamos a Ramallo y la memoria de un amigo muerto. El personaje de ficción de Feiling lo creamos con devoción y respeto por su inteligencia y la tristeza por su ausencia", señala Guebel, en su condición de coautor.
La novela relata con un lenguaje sencillo y coloquial escenas cómicas pero cotidianas que atraviesan los tres protagonistas en un pueblo donde las instituciones están alejadas de la plaza central, "como si el entretenimiento y el poder -en un gesto urbanístico de notable sinceridad- hubieran optado por sacrificar el verde con tal de no verse las caras cada mañana".
En la historia van apareciendo personajes desopilantes como El Pelado, que se cae en un pozo ciego cuando se sienta a comer bajo unos árboles, o Carlos Arbuato, que sabe tocar la armónica con el peine. "El Pelado es gordo y pelado, tal como contamos, y Marito (otro personaje) es petiso y gracioso, igual que en la realidad", detalla Guebel.
Carlos Feiling (1961-1997) irrumpió en la literatura con la publicación de las novelas "El agua electrizada", "Un poeta nacional" y "El mal menor" y la colección de poemas "Amor a Roma". Dueño de una escritura muy singular, se convirtió en un autor de culto antes de sufrir una leucemia que le provocó la muerte.
Guebel señala la imposibilidad de "retratar a un sujeto contado una excursión caprichosa de un día. Esta es la evocación de un amigo, que no pretende una visión completa ni nada. Y como somos dos autores vivos hablando de uno que ya no está, a Feiling le atribuimos la inteligencia, el buen humor, la amabilidad, la cortesía y la simpatía".
"Bizzio y yo somos como dos animadores. Bizzio es el Bizzio que él cuenta, y Guebel es mi personaje, por lo que yo puedo maltratarlo a gusto. Tal vez sean representaciones exageradas de nosotros mismos", relata el escritor.
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